Sepa cuándo ser un jefe, un líder o un coach

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

¿Se puede ser jefe ycoach? ¿Todos los jefes son líderes?Son dos preguntas que comunmente se escuchan en los seminarios de liderazgo.

Sin embargo, para aclarar el asunto, hay que plantear que los papeles de jefe,coachy líder son diferentes sombreros que utilizamos.

El sombrero del jefe.Se dice que un jefe tiene poder de “estructura”. Es decir, su nivel jerárquico en la organización le otorga autoridad para definir objetivos, fijar plazos, asignar tareas, pedir cuentas, otorgar reconocimientos y disciplinar a sus subalternos. En última instancia, la jefatura es quien (en su ámbito de acción) “dice qué hacer”.

El sombrero del líder.Así como el jefe tiene poder de “estructura”, un líder tiene poder de “identificación”. Esta es la diferencia fundamental entre ambos. Un líder propone una visión de futuro atractiva e intenta “contagiar a otros”, es decir, que se emocionen con su idea, se identifiquen con él y formen la “masa crítica” responsable de sacar el proyecto adelante.

Si el poder del jefe es más racional (“debo obedecer al jefe, porque es quien manda”), el del líder es mucho más emocional (“quiero seguir al líder, porque me entusiasma el proyecto que propone”).

A pesar de sus diferencias, líderes y jefaturas comparten un sentido de propósito: ambos grupos comunican una idea de “hacia dónde vamos”.

El sombrero del coach. Uncoachse apoya en la mayéutica de Sócrates (hacer preguntas para ayudar al otro a “parir” el saber) y en la idea de Aristóteles de que, en toda persona, hay una tensión entre “lo que es” y “todo lo que podría ser”.

La pregunta es la herramienta de trabajo delcoach . Él no nos dirá qué hacer sino que, a fuerza de preguntas, nos ayudará a encontrar nuestras propias respuestas. Así, algunas interrogantes muy empleadas por loscoachesson: ¿A dónde quieres llegar? ¿Dónde estás en el aquí y el ahora? ¿Hay diferentes maneras de alcanzar tu meta? ¿Cuáles son tus alternativas? ¿Cuál de ellas te parece mejor? ¿Por qué? ¿Qué sacrificios tendrás que hacer si tomas este camino? y ¿estás realmente decidido a hacerlo?

Los tres sombreros responden a papeles diferentes: el jefe “dice qué hacer” desde su autoridad; el líder nos emociona con una visión de futuro y nos invita a ser parte de un proyecto y, por su parte, elcoach , a partir de la pregunta, nos ayuda a clarificar qué es lo que nosotros queremos hacer.

Solo uno a la vez

De lo anterior surge una conclusión crucial: usted puede usar los tres sombreros, pero solo uno a la vez. Mientras quiera dar órdenes, fijar plazos y asignar tareas como un jefe, tendrá dificultades para inspirar como un líder, y mientras espere que el otro defina su norte –como haría uncoach – no podrá decirle qué hacer o emocionarlo con su propia visión.

En ocasiones equivocamos el papel. Por ejemplo, hacemos preguntas tipocoachcuando el otro solo espera una respuesta ante un problema urgente, o nos ponemos a decretar el compromiso de los colaboradores y nos olvidamos de inspirarlo como líderes.

Eso sí, el peor caso es el del individuo que trata de jugar con los tres sombreros a la vez: zigzagueando entre “jefe preguntón”, “coachmandón” y “líder enojado”; no hace más que confundir y frustrar a sus colaboradores.

Entonces, ¿cuál es el mejor sombrero?

Todo depende de la situación y lo que queramos lograr a partir de ella. Es un arte saber cuándo ejercer el comando y control al asignar tareas y perseguir objetivos alineados con la estrategia de la empresa; cuándo inspirar a un grupo con una visión de futuro que impulse el cambio, la innovación y el compromiso con una misión retadora y, finalmente, cuándo abrir un espacio para ayudar a otros a definir su propio camino y a desarrollar sus capacidades.

El individuo más capaz es aquel que sabe leer la situación y determinar cuál papel resulta indicado. Quien logre hacer esto, no solo evitará que “le quede grande el sombrero” sino que dominará el sutil arte de saber cuál sombrero usar en cada ocasión.