Sobrevivir o prosperar

La pandemia nos lleva a cuestionar qué es lo necesario en las organizaciones

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La pandemia sacó a relucir todo. Nuestra capacidad como estrategas, como líderes, como jefes, como responsables de procesos, frente a los proveedores y los componentes de la cadena de producción, de cara a la comunidad y el país…. todo lo bueno y lo malo se mostró, lo que estaba frágil se debilitó más, todo lo que teníamos a medias, afloró. Qué gran lección hemos tenido.

Las palabras sobrevivir o prosperar, en este contexto, no son propias. Están en un reporte global reciente de Deloitte. Dice el documento: Una mentalidad de supervivencia ve las disrupciones como crisis puntuales que deben abordarse con la expectativa de que la organización volverá al giro de negocios habitual una vez que las crisis hayan terminado. Las organizaciones con una mentalidad de supervivencia tienen como objetivo lidiar con la realidad que el mundo impone, se trata de hacer lo que es necesario para tener éxito hoy.

¡Qué reflexión tan poderosa!

El paso hacia las organizaciones que se desarrollan, florecen y triunfan está en la gente. Aquellas que tienen como eje central su talento humano, trascienden. Esto implica que cada análisis y cada decisión se debe hacer teniendo como elemento central a las personas, no a las finanzas, no a la imagen, no las ventas: a la gente. Suena fácil, pero sin duda no lo es. Cómo no poner primero el flujo de caja, las deudas, los gastos y los ingresos, cuando los números saltan en una crisis.

Sin duda, en estos contextos se prueban los líderes. En la anterior columna hablé sobre los líderes natos, que son los menos, frente a los líderes que se hacen. ¿Cómo “hacer” líderes a la par de los que toman decisiones poniendo a la gente de primero y que trabajan cada día para que las organizaciones no vivan en una dinámica de pasar el día a día y subsistir?

Dice la Real Academia que la disrupción es una rotura o interrupción brusca. Para la psicología, una persona disruptiva es alguien que desafía la autoridad. En medicina una disrupción es un defecto en un órgano (disculpen los profesionales en este campo la enorme simplificación de la explicación). Frente a esta connotación negativa, un profesor de Harvard acuñó el término disrupción en los negocios para hablar de transformación, de dejar de hacer las cosas como se han hecho siempre, de usar la tecnología y de innovar.

Me gusta mucho la idea de ponerse la tarea de impulsar a una organización a pasar de sobrevivir a prosperar. Enorme tarea… pero inspiradora.