Biodiesel junta a ciencia y empresa

Lanotec y Bionergy Solutions pretenden producir biocombustible a partir de algas e higuerilla

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José Roberto Vega trabaja con su equipo de químicos, biólogos, ingenieros y otros especialistas en varios proyectos donde ciencia y tecnología se unen para obtener productos comerciales de alto perfil.

Entre ellos, el biodiesel para exportación y un centro de dopaje para el país.

Por suerte, no están solos: parte de los recursos que han permitido comprar equipos, y avanzar en la investigación y análisis, surgen de la unión de la empresa privada y la cooperación internacional.

Al final, el propósito es que el Laboratorio Nacional de Alta Tecnología (Lanotec) –según Vega, el mejor equipado de Centroamérica– atraiga la atención del sector privado y de inversionistas para convertir la biotecnología en un activo rentable.

Vega es el director de Lanotec, fundación creada hace 10 años y apoyada por las universidades estatales, pero con escaso aporte financiero estatal.

Por eso ha venido tocando puertas del sector privado y de empresarios interesados en invertir en ciencia.

De hecho, Isaac Baldizón y su socio Federico Solera, fundadores de Bioenergy Solutions, se vincularon con Lanotec para aprovechar ciertos residuos orgánicos y convertirlos en biocombustible.

Ellos obtuvieron fondos europeos por $50.000, con los cuales adquirieron un reactor que, tras someter los residuos (algas reproducidas en laboratorio) a altas temperaturas, extrae biodiesel .

Bioenergy Solutions es una pequeña empresa conformada a la luz de varios proyectos sobre energía renovable que Europa financió a partir del 2002.

Algas, hongos, higuerrilla...

Baldizón contó que el objetivo, en este momento, es poner a disposición del mercado biodiesel de tercera generación (obtenido de microorganismos) mediante la utilización de sistemas de microondas y ultrasonidos para el proceso de rompimiento de células.

Los microorganismos son muy aceitosos y se multiplican muy rápido, dijo el empresario.

Bioenergy ha venido trabajando también con biocombustibles de primera generación, provenientes de la biomasa, especialmente de cultivos agrícolas.

Gracias a ello, logró firmar un contrato con la compañía Alternative Fuels Americas (AFAI) por medio de la cual le producirán seis millones de galones de biodiesel de primera generación y que podría generar ventas por $30 millones hacia Estados Unidos.

AFAI tiene unas 10 hectáreas sembradas de tempate y 40.000 árboles de jatropha en Costa Rica, una variedad conocida por sus atributos en la producción de biodiesel .

La tríada Lanotec-Bioenergy y cooperación internacional planea también producir biodiesel a partir del aceite del ricino (también conocido como aceite de castor). Es una planta cuyos compuestos químicos son de alto valor agregado, comentó Vega.

La propuesta, según explicó Isaac Baldizón, es crear una cooperativa de agricultores que permita asegurar el volumen suficiente para extraer el aceite.

Se sabe que el ricino (como el biodiesel obtenido de la higuerilla) tiene unos 700 usos diferentes en la industria, entre ellos, en el sector del plástico.

En este tema, otro empresario mostró interés. Se trata de Juan Carlos Barboza, dueño de Servicios Técnicos Aplicados (STA) y miembro de la Red Innovemos, conformada por empresas en servicios de arquitectura, informática, metrología, eficiencia energética y energías renovables.

Barboza contó que ha mantenido cercanía Bioenergy y Lanotec para conocer los proyectos de investigación aplicada. Para él, existen posibilidades de llevar el plan a sectores productivos (cafetaleros de la zona sur o fincas meloneras que buscan sustituir cultivos debido al bajo precio en el mercado mundial) y financieros.

De este modo, se puede desarrollar un plan piloto de siembra y extracción, ofrecerle al empresario un paquete tecnológico incluido el detalle de costos.

Una tonelada de aceite crudo de higuerilla se vende en el mercado internacional a $2.500 pero si se le agrega valor o se generan subproductos se elevaría a $6.000.

Vega calcula que, para transformar higuerilla en aceite, las partes requiere unos $200.000.

En Costa Rica, la investigación en torno a la producción de biodiesel con higuerilla tiene varios referentes.

Entre ellos está la Universidad de Costa Rica, por medio de su estación experimental Fabio Baudrit, y el empresario Eladio Madriz, con su compañía Energías Biodegradables de Costa Rica o Bio-cr, una empresa de biocombustibles que, junto con Cooperativa Victoria de Grecia, elaboró las primeras pruebas.

En criterio de Barboza, al sector empresarial le falta información sobre el potencial que tiene el biocombustible en el país.

En relación con la parte industrial, el proceso de extracción está muy avanzado, lo mismo que la investigación y el análisis. Lo que falta por alinear es el área agronómica, todo lo que tiene que ver con mantenimiento del cultivo, rendimiento por hectárea.

“Hay un alto nivel de incertidumbre, no estamos usando semillas nacionales y eso afecta la calidad y la aclimatación”, aseveró Barboza.

El plan de Lanotec y sus asociados es que la propuesta sea presentada el próximo año a firmas de capital de riesgo o al Fondo Propyme, del Ministerio de Ciencia y Tecnología.

$2.000 por dopaje

Para el 2013, la expectativa del director de Lanotec es presentar a las autoridades del Instituto Costarricense del Deporte (Icoder) un proyecto para montar en las instalaciones del laboratorio (edificio Franklin Chan Díaz en el Centro Nacional de Alta Tecnología) un centro de dopaje.

Cuando a los futbolistas, ciclistas y cualquier otro deportista se le somete esta prueba para descartar o comprobar presencia de sustancias prohibidas, Costa Rica debe enviar la muestra de orina a laboratorios fuera del país con costo –solo del análisis– cercano a los $2.000.

Lanotec busca un acuerdo con un centro de dopaje en Madrid que les permita invertir en equipos unos $8 millones.