China ansía productos extranjeros y estudiantes en Australia se los suministran

Un ‘batallón’ de estudiantes o recién graduados universitarios compran artículos en este país de Oceanía y los envían hacia el gigante asiático, un negocio que están creciendo con fuerza

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El negocio de Zhang Yuan empezó con favores a familiares: una tía que quería fórmula láctea para bebés, una prima que buscaba botas Ugg. Ella era estudiante universitaria aquí en Australia y cada dólar ayudaba, así que enviaba por correo los artículos a China y cobraba un poco de comisión.

Pero luego, su negocio siguió creciendo. Entre clases, iba a comprar cualquier cosa que fuera popular esa semana: vitaminas, joyería de marca, un medicamento falso para la disfunción eréctil llamado Kangaroo Essence. Y cuando no pudo encontrar un empleo más lucrativo tras su graduación, se quedó en Melbourne y en el mercado gris en auge para vender productos australianos a los consumidores chinos.

Su negocio ahora emplea a dos compradores, dos empacadores y dos personas en servicio al cliente, con oficinas en Melbourne y Hangzhou, su ciudad natal en el este de China. Tomando pedidos por Internet, vende principalmente a mujeres ricas y conscientes de la salud y dice que gana más de $300.000 anuales.

“Los chinos siempre han tenido una ciega adoración por las cosas extranjeras”, dijo Zhang, de 25 años. “Así que en vez de pagar costosos productos hechos en China que pudieran carecer de seguridad, ¿por qué no comprar productos australianos de alta calidad a precios menores?”

Aun cuando el mundo se ha vuelto dependiente de los productos chinos, los productos australianos se han vuelto mercaderías muy demandadas en China, y decenas de miles de chinos jóvenes que son estudiantes o se han graduado recientemente de universidades australianas han creado una industria para satisfacer esa demanda.

El próspero comercio —alimentado por la ansiedad china en torno a los productos falsificados y la seguridad de los productos locales— refleja la creciente interdependencia económica entre China y Australia, con todas las oportunidades y desafíos que conllevan los lazos más estrechos entre una nación más rica de 24 millones de habitantes y una creciente potencia regional de más de 1.300 millones de habitantes. China es el mayor socio comercial de Australia, y la inversión china en Australia estableció un récord el año pasado.

Los estudiantes, que se hacen llamar daigou , o agentes de compras, están altamente sintonizados con los gustos chinos y actúan rápidamente, en ocasiones creando repuntes en la demanda en Australia y vaciando las tiendas de productos específicos antes de que los tenderos se den cuenta de qué pasó. Algunos analistas estiman que los daigou enviaron unos $600 millones en productos australianos a China el año pasado.

Pero su éxito también ha atraído el escrutinio, ya que funcionarios en China y Australia están examinando si están pagando los impuestos requeridos y cumpliendo con otras regulaciones.

La industria es en muchas formas un subproducto del alto interés de China en un tipo diferente de producto australiano: la educación internacional, considerada una de las principales exportaciones de la nación, con valor de $15.000 millones al año. Casi un tercio de los 450.000 estudiantes extranjeros en Australia es originario de China, y la cifra está creciendo.

Nuevo canal de comercio

Peter Cai, investigador del Instituto Lowy, dijo que los estudiantes se habían convertido en una fuerza poderosa que ayuda a los productos australianos a entrar en China. “Solo a través de las propias redes personales de los daigou , las empresas pequeñas y medianas de Australia tienen acceso a un nuevo mercado”, afirmó.

“Pienso que estamos entrando en una nueva fase de la relación económica entre China y Australia”, que requiere una mayor comprensión del mercado chino, añadió, y los estudiantes ofrecen esa comprensión.

Los agentes de compras chinos aparecieron primero en Europa, comprando y enviando productos de lujo como bolsos a la creciente clase media de China. Pero el comercio se trasladó a Europa en los últimos años conforme la población estudiantil china en Australia crecía y los consumidores en China se volvían más ansiosos con la seguridad alimentaria y de productos.

Las preocupaciones por la fórmula láctea para bebés, por ejemplo, surgió en 2008 cuando seis bebés murieron y más de 300.000 enfermaron por beber productos lácteos chinos que habían sido contaminados con melanina, un químico tóxico. Muchos en China recurrieron a la leche en polvo importada en respuesta, pero los reportes de distribuidores o minoristas que la adulteraban con fórmula china provocó que los consumidores buscaran a proveedores en el extranjero.

“Había enormes cantidades de leche en polvo para niños, latas de 900 gramos, que estaban siendo compradas en los supermercados y puestas en el correo para ser enviadas a China vía los estudiantes chinos”, dijo John Droppert, analista de Dairy Australia, un grupo de la industria lechera. “Cargas completas estaban desapareciendo porque la gente las estaba llevando al correo y enviándolas a China”.

Los estudiantes chinos en Australia dicen que hasta 8 de cada 10 están involucrados en la actividad de los daigou . Algunos solo están tratando de completar sus gastos con ventas ocasionales. Otros se las han ingeniado para crear negocios de exportación importantes. Envían por correo sus productos a los clientes en China o los mandan a Hong Kong, donde comerciantes los llevan a través de la frontera para evitar los aranceles continentales.

“Enviar para otros es como comprar para uno mismo. Me da el mismo placer”, dijo Uki Shao, una estudiante de administración de empresas en Melbourne que se describió como “la mejor daigou en mi universidad”. Vende artículos de marca como joyería Pandora, accesorios Michael Kors y lociones Aesop, y dijo que su principal desafío era convencer a los clientes de que sus productos no son falsificaciones.

“En ocasiones, tengo que tomar un video y publicarlo en WeChat para demostrar que estoy en Australia”, dijo, refiriéndose a la aplicación de mensajería instantánea dominante en China, la cual los estudiantes también usan para procesar los pagos.

El comercio ha crecido tan rápidamente en los últimos años que las empresas australianas celebran eventos para reunirse con estudiantes chinos y mostrarles sus productos. Muchas trabajan también con minoristas en China, pero son cuidadosas de no eludir a los daigou en Australia, cuyo respaldo y redes personales codician.

Van Diemen’s Land Co., el gigante lácteo de Tasmania, empezó a enviar miles de litros de leche fresca a China cada semana pero dijo en febrero que pretendía trabajar de cerca con “el importantísimo canal de los daigou ” para promover las ventas.

Los estudiantes a menudo pueden ser encontrados en los pasillos de Chemist Warehouse, una importante cadena farmacéutica, con sus smartphones en mano, adquiriendo productos de sus listas de compra mientras llenan maletas de productos como extracto de arándanos concentrado, comercializado por la compañía de salud natural australiana Blackmores para promover la salud de las vías urinarias.

Mario Tascone, el director operativo de Chemist Warehouse, dijo que los daigou favorecían sus tiendas porque ofrecían precios competitivos y podían cubrir pedidos grandes. La cadena también vende directamente a través de la plataforma de comercio electrónico china Tmall, pero muchos clientes preferían hacer sus pedidos a los estudiantes.

“Confían más en los daigou”, dijo Scarlett Liang, de 18 años de edad, estudiante de contabilidad y economía en el Trinity College en Melbourne. “Quieren estar convencidos de la autenticidad del producto”.

Los negocios de daigou más grandes a menudo compran de mayoreo directamente del fabricante como Blackmores con un descuento, luego venden los suministros a operadores estudiantiles más pequeños con una ganancia.

Las compañías de entrega exprés que se especializan en los envíos a China están ahora dispersas en las principales ciudades australianas en respuesta a la demanda. Una de las empresas más populares, Chang Jiang International Express, que se describe como un “tren directo de Australia a China”, envía unos 363.000 kilos de productos a la China continental cada mes, según su gerente de operaciones, Lu Wang.

Como la mayoría de los pagos son procesados vía WeChat y otras plataformas chinas, las autoridades en Australia dependen de que los propios estudiantes declaren sus ingresos. Algunos diagou también ofrecen precios más bajos evadiendo los aranceles de importación chinos, y hay reportes ocasionales de arrestos en China.

“Hay algunos que se han convertido en operaciones importantes, y hay muchos que operan quizá bajo el radar”, dijo Paul Drum, el jefe de políticas de CPA Australia, la asociación nacional de contadores.

Pero Zhang expresó confianza en que el mercado continúe creciendo aun cuando los reguladores intervengan y las compañías australianas establezcan nuevos canales para vender directamente a clientes chinos.“Todos tienen familiares y amigos, y por tanto sus propios clientes”, dijo. “Esa es la razón de que haya tantos daigou”.