Columna Clase Ejecutiva: El arte Pop y su vigencia

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Uno de los mejores intérpretes de lo que fue el arte pop, fue el argentino Oscar Masotta (Buenos Aires 1930-1979). Basó mucho su idea del pop en la redundancia: para el argentino el arte pop constituye un puente, un continuo en la construcción de significado. Masotta identifica la aparición del pop con el desarrollo de la semántica, la semiología y estudios del lenguaje. Por muchos años, destacados críticos solo vieron en el arte pop una oda al consumismo; Masotta en cambio encuentra en un Hal Foster, una coincidencia: ambos vinculan al surrealismo con el pop, en tanto para ellos son “realismos traumáticos”. En ese punto, lo que provoca la obra de Warhol es “una ruptura no tanto en el mundo como en el sujeto, entre la percepción y la conciencia de un sujeto tocado por una imagen”.

Por otro lado, habla de la serialidad como “un código elemental, que se define como resultado de la conversión de la imagen en signo o de la apropiación de la imagen por el signo”. Desde esa óptica, la mayor parte de la producción contemporánea podría ubicarse entre esos márgenes que propone Masotta, pues “contaría con dos significados (sentido/ no sentido) y dos significantes (unidad y multiplicidad)”. Si en la obra de arte previa al pop podía asociarse la unidad de una imagen a un sentido, ahora la imagen remite a la existencia del código a partir de uno de sus cuatro elementos.

Con las icónicas Marylin de Warhol o las historietas pintadas de Lichtenstein, la idea simplista de que el arte pop refleja la sociedad de consumo se ha visto reforzada. No obstante, la lectura más profunda propuesta por Masotta en los 60, logra albergar en su contexto la producción de muchos artistas contemporáneos. En febrero próximo, en Avenida Escazú, en el 101 Torre Lexus, habrá una oportunidad excelente para ver obras pop de la colección Ortiz Gurdián junto a la de creadores locales contemporáneos.