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Columna clase ejecutiva: No hay razón para no votar

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Asumamos nuestras responsabilidades. Si no deseamos nuestra gloria manchar y optamos por abstenernos de votar en febrero, abstengámonos entonces de quejarnos por cuatro años. Y si nos arriesgamos corajudamente a ejercer el sufragio y erramos, no culpemos tan solo a la clase política por su inoperancia, corrupción y demás entuertos. Nuestra candidez, nuestra desidia, nuestro desinterés (o nuestro ilegítimo interés…) nos movieron a elegir en forma vana.








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