Columna Empresas del Siglo XXI: Revelador

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Los agujeros negros nos muestran una inquietante visión de un universo que día a día nos sorprende más, con estrellas evolucionando, planetas que podrían albergar vida y un misterioso comportamiento en su interior donde las cosas no pueden ser explicadas con los conocimientos que poseemos, pues allí adentro, ni la física ni las matemáticas se cumplen.

¿Pueden imaginar tener un movimiento cuya distancia no puede ser medida? ¿O tal vez pensar un disco compacto con cinco caras y que pueda ser a la vez bidimensional? Cosas tan extrañas como estas son las que provocan el interés por los agujeros negros.

Al preguntarnos cual es la posible relación de este fenómeno con la creatividad en la comunicación comercial, la respuesta apunta a la palabra asombro, al descubrimiento de nuevas dimensiones inexploradas e incomprendidas hasta el momento.

Quienes crean puede que simulen entrar en agujeros negros cuando piensan sin fijar limites, ni medidas, ni tiempo, aunque su ejercicio profesional es parte inexorable de la relatividad terrenal que se manifiesta de forma concreta en el universo que crean los productos o servicios, las marcas y el mercado.

La creatividad siempre puede definir un enfoque o mirada diferente de su galaxia y tener una forma de comunicación planetaria única, pero no puede adueñarse del contenido básico de un mensaje encerrádose en un agujero negro sin sentido. Tampoco puede tomarse todo el tiempo y espacio que quiera como para que la comunicación sea comprendida y aceptada por los pasajeros terrenales a quienes se orienta.

En publicidad, encontrar la inspiración de las estrellas en datos concretos no es tarea sencilla. Mas ello no quita que un ejercicio por el misterio interesante de nuestros propios agujeros negros puede ser muy revelador.