Columna Empresas del Siglo XXI: Ser muy amigable

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Siguiendo con la temática de mis últimas tres columnas, “los errores comunes de los líderes”, hoy voy a comentar uno que he podido observar con bastante frecuencia: ser demasiado amigable con los subalternos.

La posición de jefatura es muy compleja desde el punto de vista de las relaciones con los demás, particularmente si se llega a esta posición por un ascenso dentro de la misma organización. Cuando esto sucede, el líder se ve en la disyuntiva de cómo tratar a sus excompañeros, ahora sus subalternos.

Una reacción muy natural, es tratar de seguir siendo el compañero, para que los demás no digan que “se le subieron los humos”. También porque en realidad es bastante incómodo volverse, de la noche a la mañana, en alguien que ya no quiere ser uno más del grupo. Sin embargo, como bien lo señala Ram Charan, en su libro Know How , tener la habilidad de entender y tomar control sobre el sistema social de la empresa, es vital para cambiar la forma de trabajo de la gente y conducirlos a los resultados deseados.

Para Charan, es labor imperativa del jefe asegurarse que los comportamientos de su gente son los adecuados para conducir a los resultados esperados, y esto implica actuar rápidamente y con severidad, sobre aquellos que más bien obstaculizan el logro de las metas.

Confundir la amistad o el compañerismo con la energía y el liderazgo que se requiere para manejar el sistema social de la empresa, puede llevar a muchos al fracaso. El secreto está en tener muy claros los objetivos que se quieren lograr y cuáles son los comportamiento que los favorecen y cuales, por el contrario, los obstaculizan. El líder debe favorecer los primeros y no permitir los segundos. Para esto, como decía mi abuelo, es mejor ponerse bien rojo una vez, que no pasarse la vida poniéndose colorado.