Columna Puro Vino y más: Antioxidantes del vino

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Si de buscar buenos motivos para disfrutar vino se trata, sus características beneficiosas para la salud me parecen uno excelente.

En nuestro cuerpo se están formando permanentemente radicales libres. Al metabolizar los alimentos, al respirar, al hacer ejercicio o producto de factores externos como la contaminación, el tabaco, la radiación, para nombrar algunos.

Estos radicales son moléculas inestables, altamente reactivas que se mueven por el cuerpo buscando cómo recuperar su estabilidad. Esto lo consiguen oxidando a otras moléculas, las que a su vez se convierten en radicales libres comenzando así una reacción en cadena.

Los radicales libres atacan diferentes componentes del cuerpo, causando, en la mayoría de los casos, un efecto negativo y son en parte los responsables del envejecimiento, de algunos tipos de cáncer, de la acumulación de grasa en las arterias y las consiguientes enfermedades cardiovasculares correspondientes y otros males como la enfermedad de Alzheimer, la hipertensión, entre otras. O sea, son los malos de la película.

La uva tiene antioxidantes, los cuales se forman en el hollejo o piel y durante la fermentación pasan al vino.

Estos antioxidantes andan por la sangre buscando cómo neutralizar a los radicales libres y, por lo tanto, disminuyen su efecto perjudicial actuando como verdaderos escudos. O sea, son los buenos de la película.

El más famoso de todos es el resveratrol. Es importante mencionar que sólo los vinos tintos se fermentan con los hollejos, por lo tanto, solo en ellos vamos a encontrar antioxidantes.

El consumo moderado diario de vino tinto nos ayuda a mantener a raya la acción de estas moléculas y nos mantiene jóvenes por más tiempo. ¿Y qué es un consumo moderado? Una copita a la hora de almuerzo y una copita a la hora de la cena. Consumos excesivos de alcohol contribuyen a la formación de mayor cantidad de radicales libres, eliminándose el efecto beneficioso de los antioxidantes del vino.