En el mudo de lo vinos fortificados, el oporto ocupa un lugar protagónico. Con cientos de años de historia, sus mejores representantes se ubican al mismo nivel de los más prestigiosos y reconocidos vinos franceses.
Existen dos grandes familias: los wood aged ports completan todo su añejamiento en barricas o toneles de roble, mientras que los bottle aged ports , continúan su maduración en la botella.
Dentro de los wood aged ports están los tipos Ruby , con dos a tres años de maduración, los Reserve , de añejamiento ligeramente más largo, y los Late Bottled Vintage , cuyos periodos de maduración van de cuatro a seis años. Con diferentes niveles de complejidad y sofisticación, los tres comparten una gran intensidad frutal que recuerda cerezas, moras y grosellas negras, lo que los hace compañeros ideales de postres cremosos con salsas de frutas rojas o las diversas expresiones con las que nos seduce el chocolate. Los Tawny , cuyo tiempos de añejamiento pueden ser de 10, 20, 30 y 40 años, ofrecen deliciosos aromas de frutos secos, butterscotch y fino roble, maridando a la perfección con postres horneados o con notas de caramelo, frutas cocidas o praliné, mientras que los white ports , se elaboran con una mezcla de uvas blancas y pueden encontrarse en estilos más secos o más dulces, siendo perfectos para acompañar frutos secos, patés o incluso foie gras .
En la familia de los bottle aged ports encontramos los Vintage y los Crusted .
Los primeros son elaborados con las mejores uvas de una sola cosecha, representan lo mejor de lo mejor y son producidos solo en años de excepcional calidad. Si bien pueden disfrutarse en su juventud, siguen evolucionando durante la guarda en botella, desarrollando gran complejidad y elegancia. Los Crusted a diferencia de los anteriores, no son elaborados con uvas de una sola añada, pero también tienen un largo potencial de guarda. Ambos son perfectos para disfrutarlos solos o acompañando quesos maduros de gran potencia, como los clásicos quesos azules.