Hace un par de semanas exploramos los tipos de vino que produce una de mis blancas favoritas, la Sauvignon Blanc . Pero me quedé pensando que valdría la pena recomendarles también con qué disfrutarla.
De acuerdo con lo que les había comentado, la uva Sauvignon Blanc puede producir desde vinos de gran mineralidad hasta vinos notablemente herbáceos, cada uno de estos estilos deberá complementarse con un rango específico de sabores para buscar el anhelado maridaje perfecto.
Mariscos crudos o ligeramente cocidos, pescados al grill como corvina, idealmente con aceite de oliva. El tomate crudo o parcialmente cocido es compañero perfecto para él, mientras que el tradicional queso de cabra solo o en ensaladas es innegablemente su compañero ideal. Platos tradicionales japoneses como el sashimi y el sushi además de preparaciones fritas o hervidas que incluyan pescados o mariscos van bien.
El estilo más cítrico va muy bien con pescados grasos como sardinas y la macarela. Estupendo compañero del típico “Fish and Chips”, de aguacates, tomates, cebollinos, aceitunas y quesos de alta acidez como el feta. El ceviche, los langostinos al ajillo, calamares grillados y quesos saborizados con ajo y hierbas amplían el rango de opciones, mientras que la alcachofa se siente muy cómoda con este tipo.
Las versiones aromáticas y herbáceas se complementan muy bien por ensaladas que contengan mariscos y elementos también “verdosos” como el espárrago, brotes de arvejas, chile dulce verde y hierbas. Aunque menos frecuente, el estilo con roble es el sustituto perfecto de un Chardonnay , complementando pastas y carnes blancas como pollo y ternera, en salsas cremosas o con vegetales como espárragos y arvejas, pescados el salmón y los ligeramente ahumados como la trucha.
Esta uva puede ser una gran compañera para los días de verano que se avecinan.