Columna Puro Vino y más: Vinos orgánicos

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En el mundo de hoy existe una marcada tendencia a volver a lo natural, a lo orgánico. El vino no está ajeno a esta tendencia. Los países productores se esmeran, con más o menos facilidad, por producir representantes que se enmarquen dentro de este tipo de productos y que, a la vez, satisfagan los exigentes paladares de sus consumidores.

Están los vinos elaborados a partir de uvas cultivadas orgánicamente, o sea, que no utilizan pesticidas, herbicidas ni fertilizantes sintéticos, pues obtienen los nutrientes y elementos básicos para el desarrollo a partir de fuentes naturales y sostenibles. Estos, durante la vinificación de las uvas, pueden utilizar sulfitos, como se hace normalmente en la vinificación tradicional. Si no es así, se tiene un vino completamente orgánico.

Hay productores que van más allá y se rigen por la biodinámica. Esta es un acercamiento espiritual, ético y ecológico a la agricultura, en la cual se ve el viñedo como un ecosistema, donde todas las plantas, animales e incluso el Sistema Solar son formas de vida interrelacionadas que se afectan mutuamente. Se basa en tener suelos sanos, vivos y ricos en nutrientes, además de un ambiente en equilibrio, para que la planta obtenga todo lo que necesita. Incluye el control manual de malezas, un control de plagas no tóxico y la ganadería sostenible. En la bodega no se incorporan agentes externos: queda prohibida la utilización de levaduras seleccionadas o la corrección de acidez. Todas las labores de viñedo y bodega se programan para que coincidan con los ritmos cósmicos, en particular los ciclos lunares, bajo la premisa de que así como la luna influye en las mareas, también influye en el agua presente en las plantas y los animales. Así, se logran vinos que son una fiel expresión de su terroir y que tienen un fuerte sentido de origen. En el país tenemos varios representantes de estos vinos que les puedo recomendar.