¿Cómo producir aceite de palma de una forma ecoamigable?

Coopeagropal recibió certificación de Rainforest Alliance

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La producción de aceite de palma ha sido criticada en muchos países pues se considera que involucra prácticas no responsables con el medio ambiente, con quienes trabajan en las fincas y con las comunidades cercanas.

Justo esa imagen es la que quiso cambiar la Cooperativa de Productores de Palma Aceitera (Coopeagropal) al convertirse en la primera empresa productora de palma aceitera en obtener la certificación Rainforest Alliance en territorio costarricense.

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La compañía logró el sello luego de cumplir los lineamientos de la Norma de la Red de Agricultura Sostenible, los cuales promueven mejoramiento continuo y la sostenibilidad, al proteger el medio ambiente, la vida silvestre y procurar el bienestar de quienes trabajan para la firma.

Ana Corrales, gerente de certificación de Agricultura para Mesoamérica de Rainforest Alliance, manifestó que 89 fincas del sector agro costarricense poseen la certificación, entre ellas, productoras de piña, café, banano y ahora la palma.

“Nos sentimos muy complacidos de haber acompañado a Coopeagropal en este proceso, en el que constatamos su compromiso con la sostenibilidad, su capacidad para identificar soluciones bien enfocadas, con una relación muy positiva con la comunidad”, agregó Corrales.

Una producción sostenible

Coopeagropal tiene 650 asociados que cubren 4.428 hectáreas, de las cuales 4.120 se encuentran en producción con un rendimiento que les permite generar un volumen aproximado a las 54.000 toneladas por hectárea.

El producto proveniente de las fincas abastece el mercado nacional pero además se exporta al resto de América Central, República Dominicana y varios países en el Caribe y Europa.

Jim Fernández, presidente del Consejo de Administración de la cooperativa, explicó que un 35% de sus productores están certificados y que proyectan cerrar este 2017 con al menos un 45%.

Para la cooperativa, la certificación fue una excelente manera para evidenciar su compromiso con el ambiente y, a la vez, abrir la posibilidad de alcanzar nuevos mercados, sobre todo en Europa, donde la norma es una exigencia.

“Otra razón por la que buscamos certificar nuestras fincas es la satisfacción de clientes actuales, como Pozuelo o Walmart, que para ellos también es una exigencia”, añadió Fernández.

La idea de alcanzar la certificación surgió hace dos años cuando empezaron a trabajar, pero no fue hasta el año pasado cuando inició el proceso de auditoría de la mano de Rainforest Alliance.

Para aplicar la auditoría, las fincas deben tener como mínimo un sistema de gestión (registros y políticas de no discriminación, entre otros aspectos), además debe haber hecho un trabajo previo de mejoras con asesoría externa o con un equipo interno.

En el caso de la cooperativa, se creó una unidad especial conformada por 12 personas, entre ellos, un gestor del sistema, uno ambiental y otro de salud ocupacional, que a su vez, apoyaron al resto de miembros que se encargan en el campo de capacitar, orientar y evaluar a los productores.

La vocera de Rainforest afirmó que en seis meses un administrador de grupo puede tener su sistema de gestión rodando y listo para ser auditado. Después, las empresas tienen seis años para ir mejorando.

“Ellos dejan un plan de mejoras, se monta un cronograma para ir trabajando sobre esos puntos y luego ellos vienen a evaluar al año. Es un trabajo paulatino de mejora”, explicó el presidente del Consejo de la cooperativa.

En la auditoría, se evalúan alrededor de 150 puntos, como por ejemplo, que no tengan ningún producto prohibido, casos de discriminación, violación de la legislación nacional o un mal manejo de los recursos naturales.

“Hay un compromiso de no utilizar pesticidas o químicos que estén prohibidos. Luego, con los químicos que sí podemos utilizar. se establecen procedimientos, formas de uso y que se empleen dosis adecuadas, además de que, a la hora de que los trabajadores los usen tengan todos los equipos necesarios para que su salud no se afecte”, manifestó Fernández.

Asimismo, hacen énfasis en que los productores lleven registros para darle seguimiento a las plantaciones, su rentabilidad y los aspectos que deben mejorar.

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“Todo proceso de cambio es complicado, hay que ir incorporando nuevas cosas al trabajo día a día pero el productor es muy anuente a las mejoras. Este proceso permite que sean mejores empresarios, lo que repercutirá en sus rendimientos”, agregó.