Compañía privada de ballet clásico invierte $200.000 y reta al mercado artístico de Costa Rica

Autoridades de Cultura afirman que el país presenta dificultades para consolidar sus mercados culturales por un tema de escala

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¿Qué hace la diferencia entre un bailarín amateur y un profesional? ¿Su talento, su garbo, su compromiso con la disciplina que ama? En realidad, la separación entre uno y otro está en la capacidad de dedicar la totalidad de su tiempo al ballet y recibir un pago por ello.

Una inversión privada es el motor detrás de la primera compañía profesional de ballet clásico de Costa Rica, cuya operación comenzará en agosto y desde ya se enfrenta a un sector en crecimiento, pero que es débil en rentabilidad.

El emprendimiento lleva el nombre de Ballet Nacional de Costa Rica BJC. La directora comercial y vocera, Viviana Clare, dijo a EF que la compañía será una nueva fuente de empleo para bailarines y bailarinas nacionales que se desempeñan profesionalmente, pero que no tenían opciones laborales. Además, la compañía abrirá la puerta a internacionalizar su arte y será una opción para exhibir el talento costarricense y que este sea considerado para ser exportado.

Voces en el sector cultural han señalado las dificultades para mantener un proyecto como el que plantea Clare. “Un país del tamaño de Costa Rica siempre tendrá dificultades para consolidar sus mercados (para las artes escénicas), por un tema de escala”, afirmó el Ministerio a EF, mediante su departamento de prensa.

Bailarines en planilla

En el país, únicamente el Servicio Civil ha ofrecido puestos en planilla para bailarines clásicos. El Ballet Nacional de Costa Rica BCJ ofrece, precisamente, contratar en forma permanente, con salario mensual y beneficios de ley, a 12 bailarines (entre hombres y mujeres) para formar la compañía.

Clare dijo a EF que la inversión privada para levantar esta empresa es de $200.000 y se distribuirá a lo largo de dos años, en los que esperan llegar a una planilla de 30 o 50 bailarines.

“Ballet Nacional de Costa Rica BJC está creando una fuente de trabajo nueva para permitir la profesionalización del ballet clásico en el país. Los bailarines gozarán de todas las garantías sociales que por ley recibe cada trabajador en Costa Rica y estarán cubiertos por la CCSS y seguros del INS”, subrayó Clare.

La valorización comercial de los productos culturales, entre ellos el ballet, forma parte del fenómeno denominado economía naranja: el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios, y cuyo valor puede estar basado en la propiedad intelectual, según la definición del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En la introducción del libro "Economía Naranja: Innovaciones que no sabías que eran de América Latina y el Caribe", la especialista senior del BID y líder estratega de economías creativas, innovación y emprendimiento, Alejandra Luzardo, afirmó que estas actividades se destacan como generadoras potenciales de desarrollo para la región.

“¿Quién iba a decir que en las manos de los creativos, diseñadores, artistas y emprendedores podía estar parte de la respuesta a los desafíos de desarrollo de América Latina y el Caribe? La creatividad como motor de innovación puede contribuir a la diversificación como herramienta necesaria para contar con una economía competitiva a nivel mundial basada en el conocimiento”, afirmó.

El Ministerio de Cultura coincide en el valor potencial de la economía naranja para el país, pero llama la atención sobre la necesidad de asegurar la sostenibilidad.

“Parte de los eventos que ahora se tienen en el país, por su calidad y costos, hacen suponer que hay una alta capacidad de consumo. Cabe preguntarse cuánto de ese consumo es sostenible y cómo favorecer el consumo responsable (en relación con el endeudamiento de las personas) y cómo favorecer que las condiciones de competencia no desprotejan la producción nacional”, advirtió el ente rector.

Patricia Carreras, directora del primer espectáculo anual privado de ballet en el país, El Cascanueces, aseguró que la vía de la inversión privada es la única que permite lanzar un proyecto de la magnitud que tendría una compañía de ballet clásico.

“Yo en este momento no lo haría, pero si tienen los recursos y tienen la estructura, ojalá les vaya bien”, comentó.

¿De qué se trata?

Cuando una persona dedicada al ballet clásico y a la danza carece de las condiciones para ensayar todos los días, dar presentaciones varias veces al año, compartir con diferentes tipos de público e intercambiar experiencias profesionales con pares de otros países, sus posibilidades de excelencia están limitadas.

“El objetivo del Ballet Nacional de Costa Rica es brindar un espacio de profesionalización del ballet donde el entrenamiento diario, las presentaciones artísticas y las giras culturales les permitan a las y los bailarines alcanzar un nivel técnico elevado y acorde con los estándares internacionales. Nuestro emprendimiento brindará también espacio para que cada uno de las y los integrantes de la Compañía pueda paralelamente continuar sus estudios universitarios o compromisos laborales, si así fuera el caso”, puntualizó Clare.

Y si bien es el público dispuesto a pagar por arte el que hace posible un emprendimiento como este, las academias de baile que ya existen en el país generan el talento del que se servirá la Compañía a partir de agosto. La calidad de bailarines nacionales son la base para la consolidación de esta disciplina.

“Tenemos contacto directo y frecuente con muchas academias nacionales por trabajos de colaboración artísticos en los que hemos participado.Es muy estimulante la reacción positiva y de apoyo a nuestro proyecto, ya que la creación de una compañía de ballet costarricense ha sido un deseo anhelado durante muchos años”, afirmó Clare.

El plan de trabajo contempla dos grandes producciones anuales y al menos dos giras y diez presentaciones artísticas. Para 2018 esas producciones serán "El lago de los cisnes" en noviembre, y "Aladino", en diciembre.

En ambos casos, completarán el elenco mediante audiciones para estudiantes de ballet, jazz y danza contemporánea. Quienes resulten seleccionados estarán acompañando a los bailarines profesionales en los espectáculos.

Para potenciar la experiencia, está previsto que a mediano plazo el Ballet Nacional de Costa Rica cree su academia de baile y los bailarines contratados puedan asumir también como profesores.

El lanzamiento de esta compañía de ballet podría ser el punto de partida para la profesionalización de otras artes escénicas en el país, donde únicamente los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional están empleados permanentemente para ejecutar su arte.

Clare afirma que otras disciplinas, como canto lírico y similares, tienen el potencial para acoger proyectos y emprendimientos como este.

“Estamos seguros de que hay muchas posibilidades, ya que el talento existe en Costa Rica, sin embargo, también existen retos en la parte financiera, pues estas iniciativas implican una gran inversión, y además, el nicho de la cultura artística en nuestro país es aún muy pequeño. Por esto, creo que lo más importante es que todos los sectores artísticos trabajemos en fortalecer este nicho, con aportes como el del Ballet Clásico, que está realizando este esfuerzo para llegar al público e impulsar el crecimiento de la cultura, que permita más adelante crear más iniciativas como esta”, comentó Clare.

Sí se puede ser “privado” y “nacional”

No existe norma jurídica que prohíba la utilización de la palabra “Nacional” en los nombres de agrupaciones privadas. Sin embargo, esa denominación no garantiza apoyo estatal.

Las iniciativas privadas de carácter lucrativo reciben actualmente como apoyo del Estado, la oportunidad de contar con la infraestructura especializada que el país ha desarrollado y subsidia; además, la posibilidad de realizar co-producciones en las que el riesgo y los beneficios se comparten.

Los criterios para la definición de los subsidios directos se enfocan en las iniciativas sociales o de riesgo artístico que son aquellas que por disruptivas o porque requieren de un cultivo prolongado y sostenido en la formación de sus audiencias. Algunos de estos subsidios son: el Programa Nacional para el Desarrollo de las Artes Escénicas (PROARTES), Iberescena, el Fauno, Fondo Concursable para el Financiamiento de Proyectos de Creadores Audiovisuales y Cinematográficos, Ibermedia, becas taller, el Fondo de Estímulo a las Artes Literarias.

En años anteriores, las personas detrás del proyecto del Ballet Nacional de Costa Rica sostuvieron acercamientos con las autoridades de Cultura, sin embargo, por falta de presupuesto se ha limitado su apoyo a este tipo de iniciativas. El equipo quiere presentar el proyecto como de interés cultural ante las autoridades de este Gobierno.

El Ministerio de Cultura afirmó que cualquier iniciativa privada puede recibir declaratoria de interés cultural, si su objetivo es primordialmente cultural y no contradice elementos sustantivos de los derechos culturales en sus contextos.

Fuentes: Ministerio de Cultura y BNCR-BJC