Compañías con fines sociales empiezan a despuntar en Costa Rica

Empresas y productos surgen con metas solidarias en iniciativas que van más allá de la RSE tradicional

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A inicios de este mes, la asociación de cafetaleros Coopetarrazú se alió con la empresa multinacional de alimentos Demasa para distribuir, por primera vez, el café de la cooperativa como producto terminado (no como materia prima) bajo la marca Buen Día.

A simple vista, este parece un lanzamiento más. Sin embargo, mientras Coopetarrazú dona hasta ¢110 colones por empaque vendido a la Pastoral Social Caritas, Demasa se encarga de la distribución del producto en sus más de 60 rutas en el país.

“Con la iniciativa logramos colocar y promocionar el café denominación Tarrazú de Coopetarrazú, obtener mejores ingresos para los más de 3.500 productores asociados e invertir en las áreas de labor social que desarrolla la Pastoral Caritas (campaña contra el hambre, promoción humana, gestión de desastres y mitigación del cambio climático)”, explicó Wendy Campos, gerente de cafés especiales de Coopetarrazú.

Este proyecto es parte de una tendencia que está tomando cada vez más fuerza entre las empresas costarricenses: encadenamientos de economía solidaria y emprendimientos sociales.

De acuerdo con Jericó Camino, director del Centro de Investigación y Desarrollo Empresarial de Ulacit, estas iniciativas consisten en proyectos de negocios “cuya razón de ser es cubrir una necesidad de alto impacto social, mediante una idea transformadora y de forma autosostenible en el tiempo”.

Uno de los casos más recientes es el de Nutrivida, empresa fundada por Florida Ice & Farm Co. (Fifco) en noviembre del 2013 en alianza con el profesor Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz y precursor de este tipo de iniciativas en el mundo.

El objetivo del negocio es erradicar la subnutrición y nutrir a familias en pobreza y pobreza extrema, primero en Costa Rica, y luego en el resto de Centroamérica y Haití.

Según Gisela Sánchez, directora de Relaciones Corporativas de Fifco, la compañía ha tenido impacto en un 0,5% de la población más vulnerable del país. Además, anunció la firma de un acuerdo con la Fundación Mujer y el Club Rotario para distribuir sus productos fortificados (sopa de pollo con vegetales, cereal de avena y refresco de naranja) a más de 50 comunidades rurales y en riesgo social del país.

Asembis, Souvenir Museum Verdes y Colores, Acualogic y el Parque Diversiones son otros negocios sociales en el país.

¿Cómo funcionan?

A pesar de que el fin de estas empresas es social, los riesgos son de la misma naturaleza que cualquier otra firma privada.

Sensibilización del mercado, riesgos financieros, rotación de los recursos y manejo de precios, entre otros, son factores que estas compañías y proyectos también deben enfrentar.

De acuerdo con los consultados, la diferencia radica en que sus utilidades se reinvierten en la empresa, con el fin de abordar de una forma más contundente el objetivo social fijado.

Precisamente, eso es lo que hace Clínicas Asembis, cadena fundada en 1991 a partir de un capital semilla de $300 y de donaciones iniciales, y dedicada a tratar problemas de visión en poblaciones vulnerables,

Rebeca Villalobos, presidenta de la empresa, asegura que los principales ingresos provienen de consultas y ventas de anteojos, que luego se utilizan para la apertura de nuevos servicios en sus 11 centros de atención.

De hecho, en los próximos meses, abrirán nuevas ópticas y un centro de resonancia magnética en el país, y su primera sede en Nicaragua.

Por su parte, Nutrivida necesitó de una inversión de $700.000, proporcionada por Fifco, conglomerado que seguirá financiando sus gastos operativos hasta que encuentre el punto de equilibrio financiero.

En el caso de café Buen Día, la inversión llegará a $400.000, pero la previsión es que se recupere en un plazo de cuatro años pues, a pesar de las donaciones, es un proyecto viable para el posicionamiento de Coopetarrazú.

“El departamento financiero tiene un manejo semejante al de una empresa regular, con la única diferencia de que crea valor no solo para sus accionistas, sino en la sociedad. El comercio justo y el aspecto social se involucran en la estructura financiera directamente”, comentó Melissa Jiménez, directora ejecutiva de Souvenir Museum Verdes y Colores, tienda-museo de artesanías costarricenses.

De acuerdo con Jiménez, el proyecto combina herramientas y técnicas de negocio usadas en organizaciones, con fines de lucros o sin ellos, para beneficiar a accionistas y artesanos.

Evolución de la RSE

Aunque el concepto de emprendimientos sociales nace en la década de 1980 con la fundación de la organización estadounidense Ashoka, impulsora de modelos de negocio con enfoque social y nivel competitivo en el ambiente empresarial, es hasta hace unos ocho años que toma mayor fuerza a nivel mundial.

Gisela Sánchez, de Fifco, considera que esta tendencia es una forma evolucionada de hacer inversión social.

“La mayoría de las empresas que trabajan en RSE están enfocadas en minimizar huellas (impacto negativo). Hay que romper este paradigma y, además de minimizar huellas, creer en que las empresas son capaces de crear valor social y ambiental positivo”, agrega la vocera.

Para Jericó Camino, el movimiento es un cambio en el pensamiento de los hacedores de negocios y opina que una iniciativa puede ser social, sin importar su tamaño o financiamiento.

“Las oportunidades son diversas, pero no se encuentran frente a un computador, sino viviendo y experimentando socialmente”, sentenció Camino.