Compositores independientes

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Durante siglos, la posibilidad de empleo de los compositores fueron las cortes o la iglesia. En los palacios, su estatus social era similar al de otros empleados como mayordomos, cocineros o palafreneros, y, por lo tanto, debían llevar librea para demostrar que eran parte del servicio. Su actividad musical se regía por el interés de su amo y por el presupuesto que quisiera destinar a ella. Cualquier actividad fuera del ámbito de la corte, debía contar con el permiso de su señor. El conocido compositor Joseph Haydn, por ejemplo, estuvo al servicio de la familia Esterházy durante casi 30 años. Por suerte para él, era una familia amante y conocedora de la música, lo que le permitió desarrollar su actividad con gran apoyo y convertirse en uno de los compositores más influyentes de su época. Así, a lo largo de los años compuso sinfonías, cuartetos, conciertos, misas y oratorios que apoyaban el ceremonial de cada ocasión importante para la familia. Alguien le preguntó porqué no había compuesto quintetos, y Haydn contestó que nadie se lo había pedido. Claramente su producción musical dependió de las necesidades y gustos de su empleador.

El joven Wolfang Amadeus Mozart –contemporáneo de Haydn– entró al servicio del arzobispo de Salzburgo, su ciudad natal, luego de una niñez y adolescencia dedicada a giras en las cortes europeas. Sin embargo, la relación entre ambos no fue buena. El arzobispo trataba de monopolizar su actividad y lo trataba desconsideradamente. Esto llevó a Mozart a tomar una decisión audaz para la época: arriesgarse a vivir de su producción musical. Organizó conciertos públicos y actúo como pianista. También buscó patrocinadores para las obras que le interesaba componer. Inicialmente tuvo éxito, sin embargo, pronto su vida se complicó por la situación económica y murió muy joven y pobre.

En todo caso, la vida para los compositores y los músicos no volvería a ser la misma a partir de finales del siglo XVIII, cuando empezaron a buscar maneras de vivir de la música sin depender de un empleador aristócrata o eclesiástico.