Cuidar la salud mental de los empleados no es un asunto de productividad

Velar por el bienestar de los empleados solo por productividad es peligroso

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Los esfuerzos por promover salud mental y mejorar la calidad de vida de las personas dentro de los espacios laborales pueden relacionarse con los aumentos en los niveles de productividad, con una menor rotación de personal y atracción de talento para las empresas.

No obstante, pensar exclusivamente en la creación de estas estrategias, a partir de los beneficios productivo-comerciales que puedan generar, resulta peligroso. ¿Por qué?

Porque se estarían dejando a un lado aspectos fundamentales; por ejemplo, el hecho de que los adultos pasan aproximadamente una tercera parte de su vida en el trabajo, tiempo que, sin ninguna duda, influye en su desarrollo individual y social.

Además, la realidad en torno al tema en el mundo y en Costa Rica es crítica. Por lo tanto, es importante analizar el contexto, para entender el carácter esencial de gestionar más acciones que promuevan salud mental y apoyen su atención integral en diferentes espacios, incluyendo los laborales.

Estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que la depresión será para el 2020 la segunda causa de incapacidad en el mundo. En nuestro país, un estudio reciente, publicado por el periódico La Nación , mencionó cómo en el 2011 la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) entregó 22.489 boletas de incapacidad “por trastornos mentales”; para el 2012 la cifra aumentó a 30.129.

¿En cuántas de estas incapacidades podría verse reflejado el estrés laboral, altos niveles de agotamiento, o cualquier otra consecuencia relacionada con este contexto? ¿Saben los empresarios que estudios realizados en el exterior han señalado que la depresión es frecuente en personas laboralmente activas y que esto a su vez se asocia con una disminución en el rendimiento laboral? ¿Cuánto conoce cada organización sobre la salud mental de sus propios colaboradores?

Trabajo en equipo

El escenario implica responsabilidad y trabajo en equipo.

La Política Nacional de Salud Mental 2012-2021, del Ministerio de Salud, plantea lo siguiente: “Las acciones que favorecen la salud mental de las personas no dependen solo del sector salud, sino de todos los sectores que intervengan en los determinantes de la salud, tanto sociales, culturales, económicos, ambientales”.

Los altos directivos de las organizaciones laborales, juegan un papel primordial en la elaboración, el desarrollo y el seguimiento de proyectos que favorezcan las condiciones de su gente y de sí mismos como sujetos en un contexto de trabajo.

El esfuerzo es intersectorial. De la misma manera, en un nivel interno, los colaboradores también deberían participar: hablar sobre sus necesidades, ideas, sentimientos, identificar sus circunstancias como grupo para generar más iniciativas, en conjunto con la compañía y con profesionales involucrados.

La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo recopila casos creativos e innovadores que podrían ser de gran utilidad, entre ellos, las “veladas cinematográficas” utilizadas en Magyar Telekom de Hungría, para informar al equipo laboral sobre prácticas que mejoran la calidad de vida. También está el “asesoramiento profesional y apoyo en la gestión de factores externos al trabajo”, desarrollado por la unidad DRU-S de ATM, de Italia, que consistió en talleres para colaboradores centrados en cómo enfrentar el divorcio, la muerte de un familiar y el matrimonio.

Otro caso es “la narración de anécdotas” en la firma Hedensted Kommune de Dinamarca; donde se animó a los trabajadores a compartir relatos sobre su vida laboral en relación con su propia salud.

Crear este tipo de estrategias no debería representar un gasto, sino una inversión, pues velar por el bienestar propio y el de los compañeros, ayuda a preservar la integridad de las personas y la sostenibilidad de las empresas.