Detrás de Saúl E. Méndez

Emilio Méndez es el cerebro creativo de esta firma y el personaje de portada de la edición 21 de ‘Vivir y Comer’. Un repaso por su vida y sus logros

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No es fácil imaginar una reunión de negocios con un niño dormido en plena mesa, al lado de su padre. O para empezar, no es fácil imaginar a un niño acompañando a su padre en una reunión de negocios.

Emilio Méndez era el niño, y la escena se repitió en distintas giras por Europa. Su padre había abierto en 1953 una tienda de ropa, juguetes y otros artículos, la cual bautizó con su propio nombre: Saúl E. Méndez.

Se ubicaba en la Zona 1 de Ciudad de Guatemala, en el mismo edificio donde el empresario y su esposa, Rina Bonetto, vivían con sus cinco hijos: Emilio, Saúl, Cristina, Lorena y Rossana.

“Mi papá se daba mucho a respetar, y siento que era porque transmitía honestidad, sinceridad, franqueza. Si no sabía algo, lo reconocía sin ninguna pena”, recuerda el menor de los hermanos sobre aquellos viajes al lado de su padre.

Saúl E. Méndez fue evolucionando hasta convertirse en la reconocida firma centroamericana de moda masculina, con presencia en Costa Rica desde 1995. Hoy, cuatro de los cinco hermanos lideran la empresa, con Emilio, quien es el director creativo.

En 1998, la firma incursionó en el mercado gastronómico y en la actualidad cuenta con más de 20 puntos en Guatemala, bajo tres formatos: Saúl Bistró (restaurantes), Saúl Café (cafeterías en centros comerciales) y Saúl Express (comida para llevar vendida desde autos estacionados de forma permanente).

En Costa Rica, el primer Saúl Bistró abrió el año pasado, en el centro comercial 7 Bancas, en San Rafael de Escazú. Justo allí, en medio del sonido de tenedores y fuentes de agua, conversamos con Emilio.

Este es un extracto de la entrevista. El texto completo lo encontrará en la edición 21 de la revista Vivir y Comer.

¿Cuál ha sido el secreto de Saúl E. Méndez para mantenerse como una marca fresca en la moda masculina, donde la innovación no se nota tanto como en las propuestas femeninas?

Creo que varias. Tener los ojos bien abiertos sobre lo que está pasando en el mundo, no solo en el contexto local, y ser conscientes de que lo que se está haciendo en Saúl en este momento puede hacerse de forma distinta más adelante. Nos fascinan, nos estimulan los cambios. Es cierto que la moda para hombres no funciona como la moda para mujeres, pero el mundo se ha vuelto enormemente competitivo: los colores cambian, las siluetas van variando y el producto tiene que verse siempre nuevo y fresco.

“Hoy el reto es que el cambio tiene que ser más rápido y no es una opción quedarnos donde estamos, porque eso sería morir”.

¿Qué lecciones les ha dejado invertir en Costa Rica?

Admiramos mucho de Costa Rica el tejido social. Eso se nota en el mercado, en una clase media más amplia, en una integración social mucho más sana. No son tan fuertes los contrastes entre los que tienen y no tienen.

¿Por qué la gente debería preocuparse por como viste?

Porque es lo primero que se ve de una persona. Y entre lo que uno es y lo que uno quisiera ser hay una aspiración, y en ese proceso la ropa se convierte en un código. La moda y la ropa son códigos muy obvios, y uno aprende a leer muy rápidamente ciertos aspectos de la persona a partir, por ejemplo, de los zapatos, que dicen mucho de una persona: si es clásica, descuidada, provocativa...

Gastronomía

¿Cómo surgió la incursión de Saúl E. Méndez en el mercado gastronómico?

El negocio en un inicio estaba centrado en la moda, pero en esa búsqueda constante surgió la inquietud de cómo volver el negocio más interesante.

“Empezamos más por intuición y por gusto. El primer restaurante estaba en un local de 12 metros cuadrados, sin la pretensión de que se convirtiera en una cadena. Rápidamente nos dimos cuenta de que había una oportunidad de negocio. Comenzamos cuando el mercado gastronómico no era tan relevante como ahora, y fue un buen momento porque nos permitió aprender mucho.

“Ese fogueo fue del 98 al 2005, una etapa en que la inversión estaba más puesta en el aprendizaje que en el negocio, y nos permitió crear una estructura para llevarlo afuera de Guatemala”.

“Nos encanta crear sitios de interacción entre la gente, lo cual no ocurre en una tienda de ropa”.