Economista que ama las letras

Thelmo Vargas, exministro de Hacienda

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De palabra firme y discurso extenso y profundo, don Thelmo Vargas abandonó los números y las estadísticas durante una tarde y se detuvo en las letras. Su personalidad polifacética nubló por ratos la exclusividad hacia las palabras y permitió que surgiera el amante del vino, de la arquitectura, de la gastronomía y del jardín, y también el coleccionista de antigüedades en general.

Unas 5.000 razones llenan sus cuatro bibliotecas, 500 de ellas son libros antiguos –de más de 100 años– y los ha obtenido durante sus diferentes viajes a Latinomérica, Europa y Estados Unidos. Se inclina por clásicos de temas religiosos, relatos de viajeros y libros de la época medieval bien conservados y de pasta dura.

Sus adquisiciones hacen eco de una de las frases que inauguró la tertulia “hay que darse el lujo de ser reflexivo”.

Este economista “por accidente” (porque en realidad quería estudiar arquitectura), asegura que los ensayos científicos ocupan el lugar de su género favorito, pero los temas que han pasado por su mesita de noche son tan variados como sus gustos musicales. En su cava nos recibió la compañía de Carlos Gardel, los Rolling Stone, los Beatles, Frank Sinatra y una amplia colección de jazz , boleros, tangos y música clásica.

Su interés por adquirir libros antiguos inició en 1970, con algunas visitas a ventas de garaje en Estados Unidos.

Vargas asegura no tener paciencia para leer novelas. Le atraen lecturas cortas, descriptivas y analíticas. “La novela simplemente no es mi especialidad”.

Con los años surgió además un interés por los temas de caligrafía y por los manuscritos confeccionados por monjes. Algunos de esos ejemplares solo se encuentran en museos y pueden alcanzar precios hasta de $40 millones. “Están escritos a mano y son una verdadera obra de arte por sus ilustraciones”, asegura Vargas.

¿Cuál es el libro más costoso que ha adquirido? “Ahh mejor no le digo porque se da cuenta mi esposa, y ella me tiene un límite. (Risas). Fue uno de $250”.

Don Thelmo es reconocido por la curiosidad que siente por el tema de los ángeles y en esta tertulia lo trajimos a colación. El exministro de Hacienda los describe como mensajeros de Dios “no de la gente”, y los aleja de la definición que le da el New Age.

Cita en la cocina

El romance con la cocina surgió durante sus años de estudio en California, donde descubrió que todos sus compañeros cocinaban. Regresó a Costa Rica y le propuso a Isabel Campabadal (la mamá de la actual ministra de Comercio Exterior, Anabel González) que le diera clases de cocina a un grupo de conocidos, entre ellos Guido Fernández, Miguel Ángel Rodríguez, Jacobo y Samuel Guzowski y Adrián Hidalgo, entre otros amigos.

Su plato preferido a preparar es la olla de carne, pero también se inclina por comida italiana y francesas y por “los inventos”.

Le encanta sembrar plantas y podar los árboles. “La ventaja de la cocina y de la jardinería es que uno ve el antes y el después de las cosas, son recompensas inmediatas que para mí son muy importantes”, dice el economista.

Pocas palabras

¿En qué país debió haber nacido? Alemania o Francia, en la Edad Media.

¿Cuál personaje le gustaría resucitar? A Don Quijote, aunque no exitió.

¿Le hace falta la presión de los cargos públicos? Un poco sí. Cuando leo un periódico tengo 1.000 quejas y quisiera contribuir al país.

¿Compañía perfecta? Mi esposa.

¿Enemigo favorito? Paul Krugman.

¿Gobierno? Sin un norte claro.

¿Inflación? Ojalá un 3%.

¿Tributo? No más del 15% del PIB.