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Una óptica, un gimnasio, un estudio de uñas y un restaurante están instalando casetas para que sus clientes se tomen fotografías y las suban a las redes sociales

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Primero fueron los autorretratos. Luego los palos para autorretratos. Ahora viene una nueva fase: las casetas de autorretratos, que algunas tiendas y otros negocios están añadiendo como una especie de quiosco fotográfico de nueva generación.

En la era de las redes sociales ubicuas, estas casetas y salas parecen ser la forma más reciente de involucrar a los clientes y forjar una marca.

En varias sucursales de la compañía de óptica Warby Parker, los miopes inseguros sobre si esos armazones de carey les van realmente bien pueden entrar en la caseta de autorretratos en el lugar, tomar algunas imágenes y enviarlas a amigos y familiares para tener una segunda (tercera, cuarta y quinta) opinión.

En Paintbox, un estudio de uñas en la Ciudad de Nueva York, las clientas pueden hacerse una manicura y luego insertar las manos en una caja fotográfica donde su más reciente esmalte de color verde azulado metálico será inmortalizado.

Y en Doomie’s, un restaurante vegano en Toronto, hay una sala dedicada a los autorretratos donde los comensales se paran frente a un espejo, toman una foto y la publican en sus redes sociales, a menudo con una leyenda como “recién salido de mi coma alimentario”.

“Cuando estábamos planeando el restaurante, queríamos formas inteligentes de promoverlo y diferenciarlo, y el grupo demográfico más joven siempre quiere algo que se pueda publicar en Instagram”, dijo uno de los dueños de Doomie’s, Hellenic Vincent de Paul.

El restaurante tenía una habitación en el sótano sin usar, así que De Paul pintó el piso de blanco e hizo que un artista conocido como Vegan Sidekick tapizara las paredes con caricaturas. Ahora, al menos la mitad de los que acuden al restaurante por primera vez y tienen menos de 35 años visitan la sala de autorretratos, dijo De Paul. En las noches, cuando hay gente a la espera de una mesa, los comensales a veces pasan el tiempo posando y publicando.

La novedad ha provocado mucha publicidad, incluso por parte de la cadena Canadian Broadcasting Corp.

“La sala definitivamente ayuda a nuestro negocio”, dijo De Paul. “Cuando la lanzamos, hicieron reportes sobre nosotros en la CBC y otros medios noticiosos solo por la sala de autorretratos, y es un tema de conversación en las redes sociales. Muchas personas dicen: ‘Vamos al restaurante vegano con la sala de autorretratos’”.

Aunque lugares como Doomie’s en Toronto están apartando áreas designadas para que la gente tome fotografías con sus propios teléfonos, otros negocios están instalando casetas diseñadas para tomar autorretratos de calidad superior.

He aquí una señal segura de que la caseta de autorretratos está oficialmente lista para un acercamiento: Tracy Anderson Method, una cadena de gimnasios con un grupo selecto de seguidores de culto (Lena Dunham es una discípula, y Gwyneth Paltrow es socia) instaló ese rincón en su nuevo estudio en la Ciudad de Nueva York. (Demasiado esfuerzo para nunca permitirles verle sudando).

Morgen Schick, una modelo de la agencia Ford convertida en gurú de la belleza y el antienvejecimiento, entró en la brillante caseta de fotos blanca en una mañana reciente y revisó los instrumentos que podía usar para embellecer su autorretrato: la utilería en la caseta incluía banderas diminutas adornadas con corazones y un par de pesas; y hay cuatro filtros fotográficos, todos diseñados para hacer ver a la persona extraordinariamente bien.

“Eso no está mal”, dijo Schick, de 52 años de edad, al examinarse en la pantalla antes de darle clic. “No hay un filtro que me haga ver de 25 años, pero está bien. Estamos aceptando el ahora”.

Cuando Paintbox, un estudio que se especializa en el “arte de las uñas”, abrió en la Ciudad de Nueva York hace tres años, una caja de fotos con una cámara para las manicuras y fondos cambiables fue tan esencial para el éxito de la operación como las limas de uñas y los palitos de naranja. A las clientas se les presenta un recuerdo colorido de su manicura y, si eligieran publicarlo en internet, ayudarían a Paintbox a ampliar su negocio a través de la mercadotecnia viral.

“Tenemos muchas personas de fuera de la ciudad, y la foto es como un recuerdo de su visita que pueden compartir con sus amigos”, dijo Eleanor Langston, fundadora y directora ejecutiva de Paintbox.

Las novias, dijo, vienen con las asistentes a la boda para manicuras y toman fotos de sus uñas recién pintadas, una mano sobre otra.

“Es realmente lindo”, dijo Langston. “Las chicas se entusiasman mucho con tomar la foto, es nuestro regalo para ellas”.

Es una experiencia

Las casetas de fotos en Warby Parker, que están instaladas en 9 de las 50 tiendas de la compañía, sirven a dos propósitos: ayudar a los clientes a recibir retroalimentación de sus amigos y familiares sobre los armazones que están considerando y –en una experiencia no comúnmente asociada con las tiendas de óptica– para hacerles pasar un buen rato.

La tienda más reciente de la cadena, en Los Ángeles, alienta a los clientes a tomar videos de 15 segundos en frente de una pantalla verde con 12 fondos diferentes. En la tienda de Miami, la persona se puede recostar en una balsa de plástico –presumiblemente usando gafas de sol– mientras una cámara en el techo le toma una fotografía.

“Los lentes son una de las únicas cosas que la gente usa en el rostro, y quieren asegurarse de que se ven bien con ellos, y desean recibir retroalimentación de familiares y amigos”, dijo Dave Gilboa, uno de los fundadores y codirector ejecutivo de la compañía. “Pensamos que poner casetas de fotos en las tiendas donde tenemos espacio sería una forma divertida de facilitar ese proceso”.

Los potenciales compradores de anteojos pueden tomarse fotos probándose varios armazones; las tiendas envían por correo o tuitean las imágenes. A los clientes también se les ofrecen dos conjuntos de tiras de fotos.

“Los consumidores tienen más opciones que nunca sobre dónde comprar productos, así que tratamos de reflexionar bien sobre el diseño de nuestras tiendas y tener un elemento inesperado que cree una agradable diversión”, dijo Gilboa. “Estas casetas ocupan espacio. Dedicamos una buena parte de la tienda en Melrose al concepto de la pantalla verde. Pero siempre estamos pensando en crear nuevas experiencias, aun cuando signifique maximizar nuestro espacio de ventas”.

En el nuevo Tracy Anderson Method (hasta ahora el único con una caseta de autorretratos), la gente en clases como “cardio catapulta” y “lograr definición” se han formado para tomarse autorretratos y publicarlos en Instagram. Si lo desean, pueden etiquetar la foto con el hashtag de la cadena de acondicionamiento físico: #tamily.

La idea de una caseta fotográfica en el lugar surgió después de que hubo una en una fiesta decembrina para los empleados hace dos años. “Nos divertimos mucho con ella, y yo no podía creer cuán buenas eran las fotografías”, dijo María Baum, directora ejecutiva de Tracy Anderson Method. “Me hizo pensar que deberíamos tener esto también para nuestros clientes”.

En las clases famosa –y orgullosamente– extenuantes de su compañía, “la gente se siente muy bien y feliz después de una sesión de ejercicio”, dijo Baum. “Se sienten orgullosos de sus resultados. Es: ‘Hice esto hoy, ¡bien por mí!’ y les gusta tomar un autorretrato para marcar ese momento en el tiempo y publicarlo en Instagram”.

Las redes sociales, dijo Baum, “se han vuelto cada vez más importantes para nuestro negocio. Tenemos seis estudios, pero queremos llegar a todos en el mundo”.