Escargot otorga cuatro caracoles y medio al restaurante Maradentro

El Mediterráneo en la mesa

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Nuestra ida a Maradentro fue un agradable descubrimiento. Su carta, sólida y original; atención informada y gentil; y un refrescante ambiente marino, sin excesiva sofisticación. En nuestra segunda visita disfrutamos de la compañía de Lidia Blanco.

Entradas

Tapeo clásico. Patatas bravas con alioli (mayonesa casera con ajo), en salsa picante; provolone fundido, con aceite de oliva, orégano y pimienta; bruschettas de prosciutto caprese , en tostadas de pan de la casa, con mozarella fresca, tomatitos secos y albahaca. Porciones generosas. Cada uno de sus componentes mereció un “excelente”, siendo la reina la cazuelita de provolone .

Torta española con chorizo y alioli. Sabrosa, buena textura y agradable el contraste con el gusto fuerte del embutido, que casi que deja fuera de competencia al alioli.

Montadito de morcilla con huevo frito. Puré suave de morcilla hecha en casa, sobre pan también casero con el huevo en la parte superior. Todo rociado con cebollino picante. La yema, tierna, se combina estupendamente con la morcilla, suave esta para quienes tienen ese gusto adquirido.

Platos fuertes

Risotto funghi porcini & carciofi. Cubierto con escamas de queso parmesano y perejil fresco. Sabor intenso, aunque leve el gusto de alcachofa. Los hongos con buena consistencia. Abundante, textura ideal: aterciopelado, cremoso, pero no caldoso.

Lomito Maradentro (300 g). A la parrilla, con camarones, espárragos, papitas noisette (bolitas de papa, blanqueadas y fritas) y tomatitos. Jugosa y gustosa la carne; muy buenos los camarones, firmes y consistentes. Acompañamientos bien incorporados.

Pargo rojo a la toscana. A la plancha, en salsa de tomate con aceitunas negras, alcaparras, tomates secos y albahaca, rodeado de papitas noisette . Buen sabor del pescado y bien hecha la salsa.

Tajín marroquí de couscous con ragú de cordero. Bolitas de sémola de trigo (tipo israelí) en salsa pomodoro con cebolla, carne molida de cordero, cebolla, chile dulce, curry y petit pois . Exquisito.

Entraña original del chef (300 g). Se pidió término medio y así llegó, entró ganando. A la parrilla, cubierta de jamón serrano, hojas de arúgula, aceite de oliva, queso parmesano en escamas, reducción de balsámico y pimienta. Con papas campesinas.

Postres

Panqueque de manzana, con nueces y helado. Una presentación deslumbrante, con enrejado de caramelo. La masa del panqueque perfecta, ni muy delgada ni muy gruesa, nada difícil de partir, impregnada del delicioso relleno de manzana caramelizada.

Crema catalana adornada con un palito de canela. Es un postre ya tan conocido, que difícilmente sobresale, aunque no le encontramos falta grave.

Cheese cake, bañado con salsa de frutos rojos. Buenísimo. Dulzor bien calculado y sensación aterciopelada. Vibrante el contacto con el ácido de la salsa.

Delikatessen

–La tienda Native Delikatessen, en París, ofrece productos insólitos, escogidos meticulosamente por sus dueños, Alexandre Wolf Grauer y Richard Lebon, quienes están fascinados con la nota etnológica y el apoyo a los productos ancestrales.

–Especias aborígenes, miel de Tasmania, cerveza de arándanos y sirope de abedul del Ártico son algunos de ellos.

A tomar en cuenta

Para el establecimiento -El envase de la sal marina no se ve atractivo sobre la mesa.

Para los clientes -Platos para compartir; excelente opción para una velada de tapeo. -El menú presenta original muestra de platos de inspiración mediterránea, y no se casa con ninguna nación en particular. -Precios usuales en su categoría.

El otro menú: Charla en la mesa con Lidia Blanco

Profesora de violín, Lidia Blanco ha ejercido su oficio por más de 20 años, en el Centro Nacional de Artes de San Salvador, el Instituto Nacional de Música de la Orquesta Sinfónica Nacional, el Programa Suzuki de Lincoln School y en el Twinklers Suzuki Violin Studio, del que es fundadora y directora. Con vocación extraordinaria, dirige en el aprendizaje del instrumento a niños y niñas de 3 años en adelante, concentrada en abrirles un universo que les permita volar a través de la música y ser mejores seres humanos.

Comenzamos nuestra conversación preguntándole acerca del Método Suzuki, en el que se ha especializado. Ella nos explica que está basado en un principio muy sencillo: que la habilidad musical no es un talento innato, sino que todos podemos desarrollarlo. "Todo niño o niña al que se le enseñe correctamente", afirma Blanco, "puede desarrollar habilidades en la música, igual como aprenden a hablar su lengua materna, por medio del oído y la repetición, hasta lograr el vocabulario que les permite hablar en su propio idioma". Y añade: "Es por eso que al Método Suzuki se le conoce también como Método de la lengua materna".

Queremos saber más y de seguido le preguntamos cuál es la diferencia con otros métodos.

Lidia nos da algunos ejemplos que distinguen al Suzuki de otros métodos tradicionales de aprendizaje del violín:

–"Por ejemplo", señala, "que los profesores Suzuki creemos no solo que todo niño puede desarrollar su talento musical, sino que se puede empezar a muy temprana edad (3 o 4 años). Además, se trabaja con la participación activa de los padres en el proceso de aprendizaje y se establece primero la postura del instrumento, antes de la enseñanza de la lectura musical".

Son conocidas las largas listas de espera para inscribir a los niños y niñas en los grupos del método Suzuki y nos preguntamos a qué se debe la aceptación que ha tenido en el país. "Teacher Lidia", como la llaman sus pupilos, es muy clara en su respuesta:

–“En cualquier lugar donde se establezca un Programa Suzuki, con los principios y filosofía propias del método, la aceptación y éxito serán indiscutibles, debido a que, como dije antes, involucra no solo al estudiante, sino a los padres de familia en el proceso de aprendizaje. La idea de darle una responsabilidad a los padres durante las prácticas al asistir a las clases junto con sus hijos, y sirviendo como profesores en la casa, hace que muchas veces el padre o madre pueda incluso aprender a tocar el violín (u otro instrumento, ya que el método abarca otros más) y de esta forma entender mejor lo que su hijo tiene que hacer. Hay que destacar el tiempo de calidad que invierten con sus hijos, que en estas épocas con frecuencia viene a ser poco o nulo, por las ocupaciones de los adultos.”

La pregunta que surge a menudo cuando se habla de estos temas, no puede quedarse fuera: ¿un músico nace, o se hace?.

–"Se hace", afirma Blanco. "La práctica hace al maestro y el maestro practica. Obviamente que hay personas con más habilidades y características positivas del ambiente que las rodea, que hacen que el tocar un instrumento les sea más fácil y puedan desarrollar en niveles muy altos su talento hacia la música".

Si pudiera pedírselo al genio de la lámpara, ¿con cuál orquesta le gustaría tocar?, preguntamos. Respuesta rápida y firme:

–"Con la New York Philharmonic Orchestra".

–¿Por qué escogió la enseñanza por encima de la pertenencia a un grupo musical?.

–"Gracias a la música he podido conocer a muchas personas y he podido viajar con frecuencia, lo que abrió desde muy temprano mi perspectiva del mundo y sobre la calidad de ser humano que se puede llegar a ser a través de ella. ¿De qué sirve un profesional destacado en cualquier rama, sino hay nobleza en su corazón? Me apasiona el hecho de ser alguien que está sembrando semillas musicales para que un día toquen en una orquesta sinfónica. Es por eso que creo en la excelencia de la enseñanza desde muy temprana edad, pero me llena más de ilusión saber que estoy formando seres humanos con un corazón noble para el futuro de la humanidad y eso me satisface más que la ovación de un teatro lleno después de un gran concierto. No obstante, sé que el fogueo permanente no solo impulsa mi crecimiento, sino que beneficia a los niños, de manera que aún suelo tocar con frecuencia con orquestas de cámara".

Sabemos que Lidia es la fundadora y el alma del Suzuki Fest, Costa Rica, y le pedimos que nos hable de esa actividad.

–"El Suzuki Fest es un festival musical que este año cumplió su sétima edición. Consiste en capacitar a los profesores en forma continua por medio de cursos impartidos por maestros autorizados por la Asociación Suzuki de las Américas (SAA). De esta manera logramos garantizar el nivel académico, musical y pedagógico requeridos para la enseñanza del Método Suzuki en Costa Rica, así como en países del área centroamericana. Además, con la realización del festival, un promedio de 150 niños y niñas tienen la oportunidad de recibir clases maestras con reconocidos profesores internacionales, quienes por una semana imparten cursos a los alumnos nacionales y extranjeros".

Terminamos nuestra conversación con una pregunta personal: ¿Cuáles son su principal defecto y su mayor virtud?

–"Partiendo del hecho de que uno de mis dichos siempre ha sido que aún no sé si mi mayor virtud es mi peor defecto, podría decirle que sigo tratando de convertir los defectos en virtudes… Pero si debo señalar una virtud, diría que soy forjadora de mis sueños". Y agrega con una sonrisa: "Ah, y en cuanto a un defecto: ser muy soñadora".