Gerencia: ¿Es importante para los jóvenes empresarios sacar un título universitario?

Expertos difieren sobre la conveniencia de que los jóvenes saquen un título

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Un colega me comentó hace tiempo que dos accionistas mayoritarios de grupos importantes de empresas (uno situado en América Latina y el otro en los Estados Unidos) habían conversado acerca de la educación de sus hijos.

El del norte le había aconsejado al del sur que no les hiciera cursar la universidad. En su opinión, dada la posición económica de ambos, la universidad no era tan conveniente para sus hijos como lo era para quienes tendrían que buscar empleo al momento de graduarse. “Lo que necesitan nuestros hijos –agregó– es trabajar desde jóvenes y adquirir la mayor experiencia posible para manejar nuestras empresas en el futuro”. El empresario latinoamericano había estado de acuerdo.

Un artículo publicado en The New York Times , en el 2012, titulado “Drop Out, Start Up” , escrito por C. C. Miller, informó sobre las becas Thiel para menores de 20 años, de dos años de duración, por medio de las cuales cada uno de los 20 jóvenes seleccionados anualmente habría de recibir $100.000 y comprometerse a no cursar un college por dos años.

El artículo señalaba que “Peter Thiel (uno de los fundadores de Pay Pal y creador de las becas) cree que más jóvenes deberían estar ocupados en la búsqueda de nuevas tecnologías que en perder tiempo y dinero en el college ”. Al reclutar potenciales Mark Zuckerbergs, Thiel se basa en el folclor de Silicon Valley, donde las cafeterías están llenas de CEO que hasta hace poco eran teenagers y donde ser alguien que hubiese abandonado la universidad se convierte en algo así como una medalla de honor, que alguna vez lucieran las más grandes luminarias de la tecnología, incluyendo a Steve Jobs y Bill Gates así como Zuckerberg.

Los párrafos anteriores ilustran situaciones en las cuales la universidad no es el único camino abierto a los jóvenes que buscan alcanzar un futuro promisorio. El primer caso resalta la necesidad de prepararse para manejar una fortuna familiar; el segundo, la oportunidad de encaminarse en ciertas especialidades técnicas sin un título universitario y sin necesidad de endeudarse, y con la posibilidad de transformarse en un innovador o empresario millonario. Claro que no cualquiera pertenece al primer grupo y no son tantos los que se animan a seguir el segundo camino.

Títulos en la balanza

En los últimos años se agudizó o se puso de moda en distintos círculos de los Estados Unidos la discusión acerca de la conveniencia o utilidad de una licenciatura. Discusión en la que se destacaron dos importantes venture capitalists , ambos egresados universitarios, uno de los cuales fue Thiel.

Los argumentos que se invocaban para no asistir a la universidad no eran nuevos pero se lo hacía en forma más intensa. Se mencionaban los siguientes: los costos de cursar una licenciatura habían aumentado más de la cuenta; la conveniencia de cursarla estaba plagada de incertidumbre; y la educación era menos exigente. Un autor señaló que “es difícil pensar en una época en la que el escepticismo acerca del valor de una educación superior haya superado lo que es en la actualidad”. A. McAfee, del MIT, citó a C. Rampell quien, en un artículo publicado en The New York Times , en febrero del 2013, dijo que “el diploma que otorga un college se está transformando en un nuevo diploma de colegio secundario; esto es, en un nuevo requisito mínimo y más bien caro para poder ocupar hasta el trabajo de menor nivel”.

Quienes sostenían lo contrario decían que las becas Thiel conformaban una idea desagradable y narcisista que retardaría el desarrollo intelectual de los becarios y que lo único que hacían era dirigir hacia la acumulación de riqueza cualquier energía altruista que tuvieran. Otra opinión decía que el Thiel alejaba a toda una generación de jóvenes tanto del amor al conocimiento per se como del respecto a los valores de la clase media. Desde un punto de vista más “práctico”, se señalaba que “los graduados de los colleges estaban más orientados a una carrera. Cursar una carrera significaba que los estudiantes tomaban un compromiso real con su futuro. Cobrar un sueldo no era lo único que buscaban”.

Tal vez interese señalar que un estudio llevado a cabo en la Universidad de California indicó que “nuestros datos mostraron que muchos empresarios exitosos exhibieron en su adolescencia un comportamiento agresivo que los condujo a involucrarse en problemas. Eran el tipo de persona que no tenía miedo de romper las reglas, apropiarse de objetos a la fuerza y hasta involucrarse en drogas menores. Encontramos que un conjunto particular de características personales resultaba ser un fuerte predictor de quienes se habrían de convertir en empresarios”.