Instrumentos de cuerda

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Al hablar de instrumentos de cuerda, se piensa en instrumentos tan diversos como el violín, la guitarra, el arpa o el mismo piano. Efectivamente, todos son instrumentos cuyo sonido se produce por medio de cuerdas. Sin embargo, en algunos casos estas son pulsadas, como en la guitarra, el laúd y el arpa o frotadas por un arco, como en el caso de los violines, violas, violonchelos y contrabajos. Los instrumentos de teclado también son de cuerda, pero requieren de las teclas para accionarlas. En todo caso, cuando nos referimos a “las cuerdas” en una orquesta sinfónica moderna, estamos hablando de instrumentos cuyas cuerdas son frotadas por un arco.

El origen de estos instrumentos no es claro. Sin embargo, encontramos iconografía medieval que permite descubrir antecesores. Por ejemplo, en pórticos de iglesias o en ilustraciones de los coloridos libros medievales, podemos descubrir fídulas, rabeles y violas. Al tocarlos, algunos se apoyaban en el hombro y otros en el muslo, pero en todos los casos eran tocados por arcos. Para el siglo XV dos familias de instrumentos de cuerda coexistían en toda Europa: la de los violines y la de las violas. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, cuando las orquestas empezaron a crecer, los instrumentos de la familia de las violas, con más cuerdas y con trastes –como la guitarra moderna pero con sonido menos brillante– dejaron de utilizarse y la de los violines –de sonido más brillante y potente– se fortaleció. Constructores de esa época como Amati, Guarneri Stradivari, son reconocidos hoy como símbolo de calidad. Además, los compositores empezaron a escribir obras virtuosas para los instrumentos. Así, aparecen conciertos para violín, viola, violoncello y hasta para el contrabajo.

Las primeras menciones de instrumentos de cuerda en Costa Rica datan del periodo colonial. Sin embargo, es hasta el siglo XIX que encontramos referencias de agrupaciones musicales con este tipo de instrumentos. Hoy, las cuerdas son la base fundamental de las diversas orquestas sinfónicas activas en el país.