Joyerías diversifican su negocio para no depender del oro

Venta de relojes y de otros accesorios ahora son parte vital de este negocio de amplia tradición

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Joyero por herencia, Dérico Cavallini es uno de los descendientes de Felipe Cavallini, fundador de las joyerías y relojerías que llevan este apellido y que operan en Costa Rica desde 1888.

Aunque existen varios locales “hijos” del primero, que está en los alrededores del Mercado Central de San José, ahora operan de manera independiente.

Sin embargo, los une un punto común, junto con otros competidores: el negocio mezcla el apetecido oro con una serie de productos de plata, bisutería y accesorios de marcas reconocidas.

“El negocio de las joyerías ha tenido que ser replantado día a día, ya que son muchas las fábricas que cierran a nivel mundial por el alto precio del oro y problemas económicos de los países. Actualmente, el mercado ha sido invadido de piezas no fiables y a precios muy económicos”, comentó Cavallini, quien opera la joyería que lleva su apellido en Multiplaza Escazú.

Datos del Banco Central sobre el precio internacional de la onza troy de oro (31 gramos) indican que, luego de un alza en el 2012, el precio comenzó a caer de manera constante.

Para el 24 de marzo del 2010, estaba en $1.661, pero para la misma fecha del 2014 bajó a $1.316.

Los vaivenes en el precio internacional se reflejan también en una baja en las importaciones de este metal.

Del 2010 al 2013, la importación de oro cayó un 13%, de acuerdo con información de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer). .

José Luis Sánchez, gerente general de Oro Sólido –que opera desde 1984 en Guadalupe–, coincidió en que las ventas son inestables y eso dificulta el negocio.

Aunado a estas irregularidades, se suma que cada vez son menos las personas que saben trabajar el oro y la plata, por lo que se dificulta encontrar mano de obra para su negocio.

Más que joyas

Para continuar en el mercado, los joyeros han tenido que diversificar su oferta e incorporar otro tipo de accesorios.

Alejandro Delgado, dueño de Müller 1900, detalló que antes vendían porcelanas y cristalería, pero ahora se especializan solo en joyería y relojería. Venden también bolígrafos y cueros finos.

De hecho, para junio, tendrán el lanzamiento de un nuevo reloj de la marca Cartier, como parte de su diversificación.

La primera Joyería Müller fue fundada en 1900 por Frank Müller. Al igual que Cavallini, todos los locales “hijos” del original son operados por familiares pero de manera independiente.

Igualmente, Cavallini afirmó que no han vendido siempre lo mismo, pues iniciaron como relojeros, luego incorporaron joyas y ahora ofrecen cualquier tipo de prenda de joyería en 10, 14 o 18 kilates, con piedras sintéticas, originales o diamantería.

“Siempre nos hemos enfocado a un mercado general, ya que nuestros precios van desde ¢5.000 en adelante. Y se puede adquirir desde lapiceros, fajas de reloj, baterías para reloj hasta la joya especial”, afirmó.

Para Sánchez, la era del oro está terminando. “Las joyerías van dirigidas a convertirse en platerías y venta de cosas muy baratas. El oro hace tiempo dejo de tener salida”, opinó.

Sin embargo, las cifras indican que, pese a los vaivenes de oro, sigue siendo el metal preferido. Las importaciones son hasta 60 veces superiores a las de la plata.