La vida después del Banco Central

A Francisco de Paula Gutiérrez le esperaba la docencia y un mayor tiempo para compartir con su familia

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Don Francisco de Paula Gutiérrez está convencido de hay tiempo para todo y que este es precisamente el tiempo para dedicarse a la docencia, compartir más con sus amigos, su compañera desde hace 41 años, sus dos hijos y sus dos nietos.

Con 63 años que se dibujan sin pudor en su cabello canoso y en su sonrisa constante, don Francisco asegura que le hubiera gustado aprender a tocar guitarra y haber dedicado más tiempo al deporte, entre ellos el fútbol.

Quizás usted no se lo imagine de “mejenguero” pero ¡lo era! y ahora disfruta plenamente como espectador de programas deportivos.

Si tiene presente que es aficionado al Cartaginés, podrá usted deducir con facilidad que no acumula muchos triunfos futbolísticos. Sin embargo, asegura que el Cartaginés siempre le ha dado satisfacciones “porque uno nunca espera que gane. No es una cuestión de fanatismo, es solo pasión”, cuenta entre risas.

¿Es la afición al Cartaginés la única afinidad que comparte con Abel Pacheco, expresidente de la República?

Don Francisco sonríe y asegura que no, que a don Abel le guarda un gran respeto pues considera que trató de hacer lo mejor en un momento complicado y que su gobierno siempre respetó las políticas que debía tomar el Banco Central.

Su sonrisa constante contrasta con el cargo que dejó hace poco y que ocupó por 7 años, 7 días y 4 días. Cuando responde que pocas cosas le irritan, es fácil creerle.

Se casó con la primera novia que tuvo luego de 3 años y 9 meses de noviazgo. Ella tenía 18 y estaba en el colegio y él tenía 22 años. Cuenta entre risas que su mamá no quería hijos solterones y que hasta les ofreció una casa que ella tenía.

Alguna vez pensó en estudiar derecho y lo hizo durante un año, pero lo enamoró la economía. Coqueteó también con la carrera de ciencias políticas, pero se trató de un romance fugaz.

No le gusta el rock ni muchas de las canciones “de ahora”, pero se declara seguidor de las rancheras, el tango, el bolero, la música clásica, las cumbias populares y las bachatas. Le gustaba mucho bailar, pero su esposa dice que ahora anda “quitado” para el baile.

¿Extraña la presión de un cargo en el Banco Central?

La extraño pero sin querer repetirla. Tiene momentos muy lindos que pertenecen a una etapa, ahora estoy en una etapa muy diferente en la que otras cosas me dan satisfacción, como mi familia, amigos, nietos. Si yo tuviera 50 años estaría pensando seguir en la función pública, pero teniendo 63 años ya no tanto. La vida es distinta y se disfrutan los pequeños momentos.

¿Qué es peor? ¿Ministro de Hacienda o presidente del Central?

Creo que ministro de Hacienda, pues históricamente dura más un presidente que un ministro. El presidente del Central tiene una respuesta más a largo plazo, y un ministro debe resolver problemas inmediatos y reaccionar a presiones a corto plazo. El gobierno de Abel Pacheco tuvo 4 ministros de Hacienda y el de Óscar Arias 2, por ejemplo, ¡eso produce un gran desgaste político!

¿Lo mejor de ser presidente del Central?

Haber tenido la oportunidad de participar en decisiones que le están dando al país más estabilidad, contar con el apoyo técnico de un equipo de trabajo dispuesto a avanzar.

¿Y lo peor?

Hubo momentos muy difíciles. El más complicado fue durante la crisis financiera, pues no estaba claro el rumbo de la crisis en países como Costa Rica.

¿Qué fue lo más difícil de sustituir a su profesor Eduardo Lizano?

¡Todo! Don Eduardo es sin duda el economista más influyente del último cuarto de siglo. Afortunadamente siempre tuve oídos y consejos de él. A los dos nos gusta el gallo pinto, pero lo cocinamos de forma distinta. A él le gusta con salsa Lizano (risas).

¿En qué época o país le hubiera gustado nacer?

En la Francia del 68, cuando estaba la época de la revolución estudiantil francesa. Me hubiera gustado presenciar cómo la gente buscaba formas de vida diferente al no estar satisfechos. Ellos decidieron hacer algo al respecto.

¿Qué debió hacer Rodrigo Bolaños con la bolsa de clavos que usted le dejó luego de su renuncia? ¿Los usó bien?

(Risas) Debe estar acumulando más aserrín porque siempre le serruchan a uno el piso. Espero que no tenga más clavos y que no lo atornillen tanto porque de fijo tiene más aserrín del que yo le dejé.

¿Qué lo irrita?

La gente hipócrita, la sensación de injusticia y la gente que se aprovecha de las situaciones. La falta de valores. Me irrito poco y no me pongo bravo con frecuencia.

¿Cómo es una tarde libre de domingo?

Me gusta salir a comer (sin dieta). Ver en televisión programas de deportes, ver partidos de fútbol, basquetbol y tenis. Me gusta estar con la familia, estar con mis amigos. Me llena mucho compartir con gente. También me gusta escuchar música según mi humor, me gusta leer novelas, pues lo técnico lo dejo para mi trabajo. De Latinoamérica, me gustan escritores como Vargas Llosa, García Márquez e Isabel Allende.

¿Qué está leyendo en este momento?

El invierno del mundo, de Ken Follett. Es parte de una trilogía. Me lo compré recientemente y lo estoy empezando a ojear. Me encanta la forma en la que el autor teje las vidas de la gente.

¿Nunca ha pensando en ser empresario?

No. Creo que no tengo esa capacidad, siento que no es algo que me motive. Me llena más hacer un buen análisis con mis estudiantes, que pensar en un negocio.

¿Se convirtió Cefsa en un semillero político?

No diría semillero, pero sí una entidad que permite hacer análisis permanente y donde todos están comprometidos con temas más amplios. Se convierte entonces en un buen lugar para buscar gente para cargos públicos.

¿Volvería a un cargo público?

Uno nunca puede decir que no a esas cosas pero no creo. Hay momentos para todo y un cargo público requiere de más atención de la que le puedo pedir a mi familia en este momento y de la que estoy dispuesto a dar. ¿Que si quiero seguir? No. Ya no tengo la fuerza suficiente para dar muchas batallas y quiero disfrutar de otras cosas. ¡Hay momentos para todo! Yo no me he desligado del compromiso público, si en algo puedo apoyar ahí estaré, pero asumir la responsabilidad directa no. ¡Ya jugó esa etapa!

En una palabra

  • Sistema de bandas: transición necesaria.
  • Política: linda tarea.
  • Dólar: una moneda.
  • Colón: una moneda.
  • Matrimonio: felicidad.
  • Inflación: mal.
  • Impuestos: necesidad.
  • Estudiantes: futuro.