Maratonista de las finanzas

Además de coleccionar Quijotes, William Hayden suma 30 maratones

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Ni sus 73 años, ni una lesión en ambas rodillas impiden que este economista y amante de los Quijotes –en cualquier presentación– sume 30 maratones corridas.

Algunas las realizó en Nueva York y en París, sin embargo, una de las más largas y llena de retos la cerró hace cuatro años, al concluir 12 años al frente del Banco Nacional de Costa Rica.

Al finalizar ese periodo, Hayden se dedicó a brindar consultorías, pero en su lista de pendientes aparece en las primeras posiciones su anhelo por ocupar un puesto en la Asamblea Legislativa como diputado y terminar la carrera de derecho.

Se trata sin duda de un hombre con un amplio sentido de la perseverancia, pues sus dos más grandes pasiones las adoptó a muy corta edad, y ambas, las mantiene actualmente. Empezó a correr en 1974 y colecciona Quijotes desde los 15 años, cuando su padre le obsequió el primero de ellos.

Con las tenis puestas

Su primera maratón data de 1991. De ahí ha conocido y devorado diversas ciudades desde el ritmo de sus dos piernas, entre ellas París, Nueva York, Róterdam y Londres.

Su día inicia a las 6:30 a. m. para entrenar. Corre 10 kilómetros diariamente y después se dedica a su rutina de pesas en un pequeño gimnasio que instaló en su vivienda.

La disciplina que lo caracteriza la ha mantenido durante toda la vida, asegura, pues también fue futbolista. “No llegué a primeras, pero sí mejengueaba desde jovencillo”, dice entre sonrisas.

A sus 35 años, Hayden empezó a correr mientras trabaja para el Fondo Monetario Internacional (FMI), en Washington, y de ahí nunca se detuvo.

Su dedicación y fijación de metas viene de años atrás, cuando en cuarto año del colegio abandonó los estudios para empezar a trabajar y apoyar a su familia.

Su primer trabajo fue como peón de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL).

Después de casarse –en 1958– terminó el cuarto y quinto año e ingresó a la Universidad de Costa Rica a completar los estudios generales.

Aunque le hubiera gustado estudiar derecho, ingresó a la carrera de Estadística y Matemáticas porque era la única que ofrecía la oportunidad de trabajar durante el día y estudiar por la noche.

Al finalizar todas la materias hizo un año más y se gradúo en Estadística y Matemática, y Economía pura.

La idea de estudiar derecho todavía toca sus ilusiones “estoy pensándolo, tengo ganas de meterme este año a sacar derecho” .

Vida entre armaduras

Con seis hijos, 10 nietos y 4 bsinietos, “más o menos somos unos 26 en la tribu Hayden” este enamorado de los Quijotes asegura que no hay nadie que le haga segunda con la colección que mantiene.

“¡A nadie le gusta! Cuando me muera la van a quemar, a regalar, a subastar o a hacer una hoguera”, dice.

Su identificación con este personaje responde a las quimeras que persigue y su afán por la bandera de la honestidad y la honradez. Admira las quimeras, el dogmatismo y el sentido del humor del autor.

Lo leyó por primera vez en el Liceo de Costa Rica y contempló en muchas ocasiones a su papá mientras lo devoraba y repetía algunos refranes favoritos.

Su colección alcanza actualmente las 322 piezas en diferentes formatos: cuadros, pinturas, esculturas, etc.

Casi la mitad de ellas se encuentra en bodegas y cajas, pues no encuentra espacio para colocarlas y ya tiene la sala “atiborrada” de Quijotes.

Por una de las piezas más valiosas pagó unos $5.000 en 1993, en Madrid.

“Mi familia no comulga conmigo. Dicen que es una obsesión. No hay ni uno solo que le guste o le interese”, cuenta.

¿De qué lo defiende las armaduras?

“De los desánimos, y de las envidias”.

¿Cuáles son sus quijotadas?

“Me gustaría ir a la Asamblea Legislativa como diputado y desempeñar un buen papel, pero como soy totalmente apolítico eso es un problema ¡porque si no se está en un partido no se puede ser diputado!”.

“Cuando le di mi adhesión a Johnny en el 2009 me fue mal, y se olvidaron de William Hayden. En la Asamblea nunca ha habido un verdadero economista profesional que no sea politiquero”.

¿Quién es su Sancho Panza?

“A veces yo mismo. Me río de mí mismo al conocer mis virtudes y defectos. Uno no debe tomarse tan en serio. Soy muy práctico y me gusta estar con los pies en el suelo”.

Recuerdos de cal y de arena

De su gestión en el Nacional conserva muchas satisfacciones, entre ellas aplicar una transformación total a la institución que prácticamente estaba en la quiebra.

Como momentos no tan gratos, menciona que se ganó varios enemigos y detractores, “por mi forma de ser y por ser demasiado honesto. Soy un despachado para decir las cosas y aquí son de rodeos, diplomacia y sobaditas en la espalda y es no fue mi estilo”.