Martín Balza, embajador de Argentina en Costa Rica, vivirá una Semana Santa diferente

Seguirá desde aquí las celebraciones que su compatriota dirigirá en el Vaticano

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Católico, militar y diplomático, Martín Balza es embajador de Argentina en Costa Rica, y por añadidura, representante de la tierra del nuevo papa Francisco y antiguo cardenal primado de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.

Balza llegó al país en junio pasado, y vive aquí por su cuenta pues hace cuatro años y medio perdió a su esposa y compañera durante 38 años y con quien tuvo cuatro hijos, tres varones y una mujer. En abril, los cuatro vendrán a visitarlo para celebrar el cumpleaños de su hija menor, Inesita.

En Costa Rica, el embajador Balza se entretiene nadando en categoría máster, para lo que aprovecha sus 1,93 m de estatura. Incluso ha obtenido varios reconocimientos en competencias de aguas abiertas celebradas en el país. Además, por supuesto, cada domingo se le puede ver en misa de 12 m.d. en la Catedral Metropolitana, y hasta podría escucharle si ese domingo le corresponde leer la segunda lectura.

Su fe y su trabajo lo colocan en una situación particular para estos días de reflexión, y así lo compartió con EF.

Para el mundo esta Semana Santa tendrá tango y milonga, ¿usted cómo la vivirá desde Costa Rica?

Hay grandes expectativas sobre el papa Francisco y así recibimos la Semana Mayor. En las ciudades, y hablo particularmente de Argentina, se ha perdido el sentido de estos días y mucha gente habla de las “vacaciones” de Semana Santa. Claro que el descanso se puede dar, pero sin perder de vista que en esta semana vivimos de nuevo el misterio de que Nuestro Señor venció a la muerte. Pero comparto eso que usted dice: esta Semana tiene algo diferente, la cercanía de la elección de un papa y eso le aviva la emoción a la gente, pero no solo a los argentinos: el papa Francisco dejó de pertenecer a Argentina, ahora es el papa de todos.

¿Verá las celebraciones del Vaticano por televisión?

Sin duda las veré. Para la misa de inicio de pontificado (19 de marzo) encendí el televisor como a las tres de la mañana. Ahí hubo más muestras de la personalidad de... ¡cómo me cuesta decirle Francisco! (sonríe). Él se bajó del papamovil, que no era blindado, y saludó a la gente. Ese es el estilo de pontificado que debemos esperar de él, un hombre que no solo predica el evangelio: lo vive.

¿Cuál es su momento favorito de la Semana Santa?

Hay muchos, pero en 1970 estuve como observador militar en una misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en el conflicto del Medio Oriente y durante la Semana Santa estaba en Jerusalén. Tengo muy grabado el monte Sión, esa pequeña elevación donde se dio la Santa Cena y se instituyó la eucaristía. Ese momento lo tengo muy grabado y lo recuerdo siempre en esta época. Además, el Viacrucis lo hice en la ciudad, terminando en el Santo Sepulcro. Desafortunadamente, por el conflicto que se vive uno no puede vivir plenamente esos momentos, pero ahora los tengo muy presentes.

¿Cómo se combina su fe con su trabajo en diplomacia? ¿Alguna vez ha tenido problemas por ser un católico confeso?

Para nada, me he encontrado siempre con personas de otras creencias y nos hemos tratado con respeto y tolerancia. En Argentina la libertad de culto se decretó en 1813 y ese fue un atractivo fundamental para los inmigrantes de denominaciones religiosas distintas. Incluso tenemos una de las comunidades judías más importantes del mundo, pero también hay grandes cantidades de seguidores de otras religiones. En Argentina hemos tenido muchos problemas, sobre todo políticos y económicos, pero nunca por discriminación religiosa.

Aquí decimos que para mantener la paz se deben evitar conversaciones de fútbol, política o religión, ¿algo así se aplica en diplomacia?

Pues sí, pero también es un asunto de personas adultas. Tenemos que poder hablar de todos estos temas con respeto, sin entrar en conflictos. Ahí entra otra de las características del papa Francisco, que es un promotor del diálogo interconfesional (entre diferentes credos), no solo ecuménico (entre diferentes denominaciones del cristianismo). Las diferencias no deben alejarnos, más bien deben acercarnos, porque nos enriquecen. Sin embargo, no deja de ser verdad eso que usted menciona, hay que tener tacto con ciertos temas. Y en un país como Argentina, que de 40 millones de habitantes, 30 millones son técnicos de fútbol, es todavía más difícil.

Soldado en tiempo de paz

¿Qué le ha dejado su carrera militar a su trabajo actual en diplomacia?

Un militar cumple mejor su misión cuando gana la paz que cuando hace y gana la guerra. La guerra no es una obra de Dios y nadie ama tanto la paz como un soldado que ha estado en guerra. Desde mi tiempo como militar trabajé para mantener la paz y en diplomacia mis tareas son encauzar los problemas para buscar soluciones y evitar crisis. Es muy importante recordar que quienes conciben las guerras son los políticos, pero los que mueren son los soldados.

¿Cuál es su especialización académica?

Es mi carrera militar. En realidad mi papá quería que fuera abogado y yo crecí con esa idea. Perdí a mi papá a los 16 años y siempre quise complacerlo, pero llegado el momento, de repente, decidí ingresar al Colegio Militar. En el ejército estudié tres años de abogacía, pero me dieron una misión en Europa y debí dejarlo. En esa época estaba soltero, cuando regresé me casé y ya tuve que seguir estudios militares superiores. Ahora uno de mis hijos es abogado, así que el nieto cumplió el sueño del abuelo.

¿Cómo se siente en Costa Rica, después de ser embajador en Bogotá, Colombia?

Muy bien. Tenemos que conocernos más, nosotros podemos recibir mucho de Costa Rica y si algo le podemos aportar, mejor. Cuando trabajaba con Naciones Unidas en Tegucigalpa tenía que esperar cinco horas aquí en el aeropuerto para un vuelo de una hora a Honduras, entonces prefería quedarme un día e incluso una vez me encontré aquí con mi esposa, que venía de Buenos Aires, y fuimos tres días a Jacó. Con Costa Rica tenemos muchas cosas en común, hasta me han contado que a ustedes les dicen los argentinos de Centroamérica.

En Detalle

Nombre: Martín Antonio Balza

Puesto: Embajador de la República de Argentina en Costa Rica, desde junio del 2012.

Edad: 78 años.

Publicaciones: Autor de tres libros, coautor de seis y coordinador de tres más.

Máximo puesto militar: Jefe del Estado Mayor General del Ejército Argentino (1992-1999)