Mercado de carbono en gestación

Cada tonelada de CO2 podrá costar $3, precio que pagarían empresas industriales ya interesadas

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A partir del 2013, la cooperativa Dos Pinos podrá comprarle a productores lecheros de la zona de San Carlos todas aquellas toneladas de CO2 (dióxido de carbono) que logren reducir en sus fincas y procesos productivos.

Lo hará para compensar aquellas emisiones que ya no logra reducir en su planta en El Coyol y así cumplirá con su ansiada meta de ser carbono neutral.

Este es un ejemplo de un comprador (Dos Pinos) y de un vendedor (lecheros de San Carlos) que podrán transar en el mercado interno de carbono.

Se estima que cada tonelada de CO2 reducido tendrá un costo de $3.

Desde ahora, empresas que ya han venido trabajando por reducir sus emisiones e, incluso, convertirse en carbono neutral (C-N), están siendo invitadas a negociar sus proyectos ambientales en esta plataforma que entrará a operar a inicios del 2013.

Se trata del plan de la Dirección de Cambio Climático (del Ministerio de Ambiente) y de Fundecooperación.

A esta organización le correspondió diseñar el abecé de este nuevo modelo pues fue seleccionada por la firma canadiense EcoRessources, que ganó la licitación internacional que publicó el Minaet, con recursos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Todo parece indicar que Dos Pinos ya prepara el terreno para participar en este mercado.

Ana Laura Vázquez, gerenta de sostenibilidad de la empresa, contó que se está levantando información de 180 fincas escogidas al azar para que, junto con expertos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), pueda medir la huella de carbono.

De hecho, la norma técnica nacional sobre el tema define como primer paso medir la huella, luego reducir y más tarde compensar para que el resultado sea cero emisiones (E-R-C>0).

En su política de carbono-neutralidad, la cooperativa logró este año verificar el 100% de su huella carbono en sus operaciones y eso, dijo Vázquez, le valió el reconocimiento del Minaet como una de las ocho empresas comprometidas con el programa país de C-N.

Justamente, las otras siete son las que el Minaet tiene en su foco de interés: Bridgestone, Intel Costa Rica, Travel Excellence, Florida Bebidas, Florex, Holcim Costa Rica y Plycem.

Florida Bebidas pretende ser carbono neutral para el 2017 según su gerente ambiental, Gerardo Miranda. Holcim también opera bajo la filosofía de economía baja en emisiones.

Sin embargo, el sector empresarial no es el único que podría ingresar a este mercado voluntario. La hoja de ruta definida por los promotores estima que el sector agrícola tiene amplias posibilidades. Piña, banano y café están en la lista sobre todo porque, a partir del 2020, la Unión Europea exigirá a todos los importadores certificar que los productos sean bajos en carbono.

Ganaflor –que comercializa piña y tiene fincas en Grecia de Alajuela– buscar ser la primera finca piñera en ser carbono neutral.

Mejor que sea a lo interno

Y ¿por qué un mercado interno de carbono? En criterio de Marianella Feoli, directora de Fundecooperación, por sus avances en materia de energías renovables, ambientales y por ser de renta media, Costa Rica no compite en el mercado internacional de carbono. Además, el sistema resulta complejo.

Por eso, dentro de la estrategia nacional de carbono-neutralidad se creó una norma voluntaria llamada INTE -12-01-06:2011, con base en la cual se puede desarrollar el mercado local.

Quiere decir que las empresas podrán compensar las emisiones que no logren reducir por sus propias políticas ambientales y lo harán comprando Unidades Costarricenses de Compensación (UCC). Una tonelada equivalente de CO2 será igual a un UCC equivalente.

Esta es la opción local a lo que existe actualmente en el mundo: las CER (Certified Emission Reduction) y los VER, Mecanismos de Desarrollo Limpio (Voluntary Emission Reduction).

Estos instrumentos toman en cuenta el concepto de adicionalidad, un tema que el mercado local no descuidará.

Adicionalidad es cuando un proyecto, por ejemplo de energía renovable, aporta más a la reducción de lo que ya ofrece en las condiciones en las que está. Significa entonces que, además de no utilizar combustible fósil para generar energía, ese proyecto protege un área forestal.

Por tal razón, se está pensando en el componente social, por ejemplo, compañías con políticas de responsabilidad social.

Las UCC, dijo Feoli, contemplarán las mismas condiciones y rigurosidad que los estándares internacionales. Lo anterior significa que habrá un ente rector llamado Junta de Carbono con representación de organizaciones públicas y privadas.

También se conformará una secretaría con sus comités respectivos. A su vez, se prevén estructuras con tareas relativas al desarrollo de proyectos, registro de peritos de carbono, registro de proyectos y de las transacciones que se generen y de las empresas carbono neutrales.

En cuanto a los peritos, Flores dijo que ya se han mantenido reuniones con colegios profesionales de química, agronomía, ingenieros mecánicos, forestales, etc.

En cambio, Feoli confía en que los costos de esta intermediación y, en general de las transacciones, no sean tan altos para no desmotivar a los actores.

Todo lo anterior se publicará en un decreto ejecutivo (en febrero o marzo entrante) y se estima que las primeras transacciones ocurran en el primer semestre.

¿De dónde vendrán los recursos para financiar todos estos procesos iniciales de un mercado incipiente?

Carolina Flores, jerarca de la Dirección de Cambio Climático del Minaet, lo explica: EcoRessources y Fundecooperación están en este momento y hasta diciembre enfocados en determinar cuáles donantes internacionales podrían sostener el inicio de esta iniciativa, por ejemplo, cooperación alemana, el PNUD y el Banco Mundial.

Este último tiene un fondo de entre $3 y $5 millones llamado Alianza para la Preparación del Mercado (PMR, por sus siglas en inglés), destinado a ayudar a los países de medianos ingresos a participar en los mercados de carbono nacionales e internacionales.

En criterio de Sergio Musmanni, de la agencia de cooperación alemana en Costa Rica (GiZ), el mercado interno de carbono debería tener una dinámica importante de transacción de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) nacionales, motivados por la carbono-neutralidad pero conectadas también con el tema de competitividad-país.

Él percibe como potenciales participantes a empresas del sector agrícola, ganadero, industrial, servicios, comercio, energía y transporte con acciones para reducir sus emisiones GEI.

También podrían estar aquellas asociadas con bosques y sector forestal por sus gestiones para fijar o secuestrar carbono.

Ciclo del proyecto

Pasos: La compra-venta de carbono debe cumplir con una serie de pasos según lo ha defino la hoja de ruta del mercado.

Documentar : El primer paso es documentar el proyecto de compensación. Luego va a un proceso de consulta pública y a una etapa de validación a cargo de peritos expertos.

Registro: El siguiente paso es que el proyecto ingrese a un registro en la Junta de Carbono. Luego debe ser verificado y una vez superada esta etapa se emiten las Unidades Costarricenses de Compensación (UCC’s) de acuerdo con la cantidad de toneladas registradas. Luego llega la transferencia a cargo de la Bolsa Nacional de Valores u otra entidad autorizada (bancos, por ejemplo) para finalmente comercializarse.

Fuente Fundecooperación.