La empresa costarricense Cedar Holdings inició la operación del que estiman será el primero de al menos 15 restaurantes llamados Pizzoteca en suelo nacional.
Esta marca, de origen nacional, y especializado en pizza hecha al gusto de cada cliente, abrió su primer local en enero de este 2017, con un espacio de de 220 metros cuadrados (m2) en el centro comercial Vistana ubicado en Lindora.
El arranque de la marca significó una inversión de $200.000 y la contratación de ocho colaboradores directos, informaron sus socios fundadores Félix Guzmán y David Unger
El restaurante utiliza técnicas totalmente artesanales y que fueron analizadas y traídas desde Italia, con el fin de encontrar recetas especializadas en pizza delgada, que los visitantes pueden preparar a su gusto con más de 50 ingredientes frescos a dispocisión.
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Asimismo, venden pastas, ensaladas y otros bocadillos como calzones y focaccias. El nuevo local tiene espacio para 65 comensales.
Expansión
Guzmán informó que el plan de la empresa es expandir este concepto en tanto dentro como fuera del país.
Su primer paso será abrir dos restaurantes más al cierre de este 2017 (uno en la zona de El Coyol y otro en San José centro), con inversión propia.
Además, ya la empresa está en proceso de estructuración de la marca en una franquicia, con el objetivo de empezar a extender las posibilidades de replicarla en diversas partes del país, y llegar a colocar al menos 15 locales franquiciados en suelo nacional.
No obstante, a corto plazo, como parte de sus principales planes, también se encuentra la venta a franquicias en países como Panamá y República Dominicana, en donde ya han han tenido contactos.
Los voceros fueron claros que ante la gran competencia que hay en el sector su valor agregado, además de una preparación personalizada, el servicio al cliente y la experiencia de su compra son medulares en este nuevo concepto.
Precisamente, en enero y agosto de este año, la empresa nacional Sequoia Group invirtió en una marca propia llamada Pizzabar, la cual ya cuenta con dos locales, uno en Jacó y otro en Escazú, también con fines de expansión.