Plantar en paredes y cosechar arte

Tocar puertas, ser pionero y experimentar han sido algunos de los ingredientes de su receta de éxito

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Ricardo Virgilio Quesada no se anda por las ramas. “Esto es nuevo, se vería bien en su negocio y yo lo hago. ¿Le interesa?”. Con ese discurso y brochures en mano, fue de puerta en puerta ganando sus primeros clientes, que hoy exhiben jardines en sus paredes.

El primero de ellos fue el ICT, que le pidió crear un pasillo con vegetación en una de sus ferias. Esos 14 paneles son la creación que recuerda con más cariño y se han convertido en fuente de ingreso: los alquila para eventos.

No obstante, quizá el que le ha dado más exposición a Trópico Vivo –una de las empresas que preside– es el jardín vertical del bar Rapsodia, en Paseo Colón, el más grande que ha hecho (mide 8 x 3 metros, aproximadamente).

¿Cuál ha sido la receta de éxito para ganar clientes y para incursionar en un campo nuevo?

Ser el primero definitivamente ha ayudado mucho. Pero también es que yo soy de tocar puertas y el boca a boca funciona.

“Otro ingrediente es que me he asociado con profesionales de las diferentes áreas involucradas, como arquitectura, botánica, agronomía, y eso me ha ayudado a perfeccionar la técnica y a ganar nuevos clientes. Me he hecho de un grupo de trabajadores de confianza y eso lo respalda a uno.

“Ofrecer calidad, dar seguimiento a los proyectos y ser innovador también ha sido muy importante.

“Pero en realidad, siento que estoy en pañales, apenas. No he querido buscar más, ni crecer más porque sigo haciendo pruebas y experimentando”.

¿Qué ha sido lo más difícil?

Estar probando. El proceso ha sido muy empírico, a puro tanteo y error. Pero, poco a poco, he ido perfeccionando la técnica.

¿Cómo lidia con la competencia?

No pienso en eso. Tampoco soy egoísta con lo que he aprendido. Cuando doy charlas, lo comparto y lo explico porque, si no hubiera sido por la gente que se abrió en Internet y publicó lo que sabía, yo no habría podido entrar en el negocio. Además, creo que para todos hay mercado. A uno lo buscan por la calidad.

¿Qué otros negocios han surgido a partir de este?

Quiero lanzar una línea de nutrientes hidropónicos. La idea es generar un nicho. Así, quienes tienen jardines verticales, pueden comprar a Trópico Vivo los nutrientes. Ya la receta la tenemos; lo que no he hecho son las vueltas en el Ministerio de Salud para venderla como marca.

Y antes de Trópico Vivo, ¿a qué se dedicaba?

Hace como cuatro años empecé con la constructora Grupo Térraba Construcciones y con mi empresa de diseño, Virgilio ArTquitectura. Me gustó mezclar ambas y he tenido bastantes proyectos pero hace como tres años, cuando la construcción estaba baja, empecé a buscar alternativas. Ahí fue donde nació Trópico Vivo.

Pero, ¿cómo fue que dio específicamente con esto (los jardines verticales)?

Siempre me ha gustado la naturaleza. De hecho, cuando iba a entrar a la universidad, estaba decidiéndome entre biología y arquitectura. Al final, opté por la segunda y, por suerte, he podido combinar las dos.

“Pero esto de los jardines verticales, específicamente, fue navegando en Internet. A mí me gusta mucho el arte y el diseño y ando viendo fotos con frecuencia. Me topé con una de un jardín vertical en Francia y, a partir de ahí, empecé a investigar sobre cómo tropicalizar la técnica”.

¿Torpicalizar? ¿A qué se refiere?

Generalmente, he trabajado con pocos recursos, para reducir costos. Así que parte de tropicalizar ha sido buscar los materiales más baratos que pueden funcionar aquí y hacer pruebas, tanto los estructurales de los paneles, como los sutratos para las plantas. La otra tropicalización ha sido con las plantas, estudiando cuáles de aquí funcionan y cuáles nutrientes requieren.

Los jardines verticales fueron invento del botánico Patrick Blanc, quien lo patentó en los 80. ¿Usted le paga regalías?

Yo me imagino que lo que debe de estar patentado son los materiales que él utiliza. Tampoco conozco el sistema de riego que usa. Tal vez un día de estos me llegue una demanda desde Francia... ¿Quién sabe? (ríe)

Arquitectura, construcción, paisajismo... ¿Algo más?

Arte urbano. Me gustan muchas cosas. No sé por qué me complico tanto la vida. Pero lo disfruto y por suerte, se complementan.

¿Cuál de todas es la fuente de ingresos?

Todas me generan ingresos.

Pintar un cuadro con plantas

¿Qué requisitos debe tener la pared donde se instala el jardín vertical? A la pared se le instala una estructura metálica y, sobre ella, una malla electrosoldada. Sobre esta se cuelgan los paneles, así que la pared en sí no importa.

¿En qué espacios arquitectónicos recomienda su instalación? En cualquier lado. No veo límite. Ahí lo que es determinante es la selección de las plantas según las condiciones atmosféricas a las que estarán expuestas con regularidad.

Además de que adornan, ¿ofrece alguna ventaja tener jardines verticales? Bastantes: absorben gases contaminantes, funcionan como aislante acústico, retrasan la escorrentía (cuando son paredes externas, expuestas a la lluvia), absorben CO2, bajan la temperatura y refrescan, entre otros.

Fuente Ricardo Quesada.