Siete errores que cometen los empleados y que arruinan el teletrabajo en tiempos de pandemia

Evite caer en la atención de lo urgente y descuidar lo importante, esto puede traducirse en que al final del día sienta que hizo muchas tareas, pero no avanzó lo suficiente

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El teletrabajo está en su boom. Cientos de empleados que quizás apenas podían laborar un día cada cierto tiempo desde sus casas o que nunca lo habían hecho, finalmente empezaron a desempeñarse bajo esta modalidad como una solución ante el distanciamiento social para mitigar el coronavirus.

Sin embargo, existen una serie de errores que minan poco a poco al trabajador y que desgastan su eficiencia.

Para este punto, casi tres meses y medio después del inicio del confinamiento en Costa Rica, muchas personas pueden sentirse agotadas, drenadas y asfixiadas con el teletrabajo. La pregunta es: ¿qué se hace mal y por qué se arruina el espejismo de este sistema?

Aunque el país cuenta con una Ley para Regular el Teletrabajo (9.738), que entró en vigor el 10 de octubre del 2019, este mecanismo no es obligatorio para nadie en el sector privado, ni tampoco para los empleados públicos a pesar de la declaratoria de emergencia nacional.

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Si usted es una de las personas que empieza su jornada en casa temprano y termina muy tarde por las noches, que envía correos electrónicos fuera de horario, que se carga de reuniones virtuales en el día o que simplemente se siente más cansada desde que desarrolla sus tareas en casa. Preste atención.

EF consultó a tres especialistas en talento humano para puntualizar y analizar los siete principales errores que cometen los empleados y que arruinan el trabajo remoto en tiempos de pandemia.

1- Trabajar sin horario

No establecer un horario para cada día que incluya espacios para merendar y para tomar pausas entre reuniones puede ser uno de los factores que poco a poco drenan la energía de la persona.

El problema de la hiperconectividad se traduce en jornadas que incluyen entre dos y cuatro horas extra diarias lo que se convierte en maratónicos días de trabajo de hasta 12 o 14 horas.

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Esto se agrava cuando las personas permanecen constantemente conectadas a chats de WhatsApp en los que revisan los mensajes de sus jefes o compañeros cuando no están disponibles o en horario laboral.

“Estos errores pueden generar: sentimiento de separación familiar; desgaste profesional (Burnout); enfermedades ocupacionales como, por ejemplo, problemas de espalda o rodillas; y discusiones frecuentes en el hogar que pueden degenerar en violencia doméstica”, apuntó Miguel Flores, consultor de Deloitte.

2- Aislarse de compañeros y familia

Las extensas jornadas y altas demandas laborales terminan por convertirse en un doble aislamiento para muchas personas que por la dinámica dejaron de conversar con sus compañeros y al mismo tiempo disponen de menos tiempo para compartir con sus familias.

“Nuestra casa y en ocasiones el mismo cuarto se convierte a la vez en el lugar de trabajo, de entretenimiento y hasta de descanso y esto genera una sensación de aislamiento que puede exacerbarse más incluso cuando los colaboradores viven solos”, añadió Mora.

El doble aislamiento puede agravar los sentimientos de soledad o frustración que se combinan con las constantes noticias de recrudecimiento de restricciones por el aumento de casos del virus en el país.

Ante este escenario es muy importante que los trabajadores cuenten con tiempo de calidad para compartir con sus familias y desconectarse de la rutina laboral diaria.

3- No comunicarse frecuentemente con su líder

La nueva dinámica hace que las comunicaciones sean simples −al alcance de una reunión virtual o una llamada telefónica−, pero a la vez complejas, porque un líder quizás deba hacer una ronda de reuniones durante el día y eso le implicará contactar a varias personas.

Es fundamental que el trabajador y su jefe encuentren mecanismos para mantener una comunicación fluida, efectiva y asertiva. Lo más importante es que las llamadas no se conviertan en cargas, obligaciones o pérdidas de tiempo.

Un estudio publicado por la Universidad de Harvard en 2019 reveló que los equipos que laboran en modalidad flexible o remota incrementan su productividad en 4,4%.

Mientras que una investigación liderada en 2020 por Randstad en Chile con 300 participantes, en la que abordaron la relación entre teletrabajo y productividad, el resultado evidenció que el 30% de los encuestados consideran que su rendimiento es mayor y aprovechan más el tiempo porque se “ganan” los minutos de traslado entre la casa y la oficina.

Para que todo esto tenga resultados positivos es necesario que exista una comunicación adecuada entre el colaborador y su jefe directo.

4- Descuidar la salud integral

Las jornadas laborales prolongadas y la permanencia de la persona en un mismo espacio tienden a fomentar una disminución en la actividad física a esto se suma una dieta poco balanceada con más tiempos de comida por los efectos de la ansiedad o el estrés.

La sobreexposición a noticias o contenidos en redes sociales puede agravar los sentimientos de ansiedad o las descargas de energía. Todos estos factores tienen un impacto directo en el rendimiento laboral, en el estado de ánimo personal y en la sensación de bienestar de cada uno.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) alertaron sobre la existencia de un alto riesgo psicosocial vinculado con el trabajo a distancia en los últimos meses producto del confinamiento prolongado.

Es importante que los teletrabajadores dediquen pausas durante el día para hacer ejercicios y levantarse de las sillas, pero además deben destinar espacios en sus ratos libres para hacer actividad física de baja intensidad como caminar, o bien, de alta intensidad como rutinas de aeróbicos u otro tipo de entrenamientos.

Miguel Flores recomienda realizar una rutina de ejercicios regular, seguir una alimentación balanceada y recurrir a lecturas alternativas o actividades lúdicas (juegos de mesa o en línea) para compartir con familia y amigos.

5- Abandono personal

El 19% de las personas encuestadas por Unimer para su estudio Impacto Emocional del COVID-19 en los consumidores costarricenses (publicado el 12 de junio) trabaja desde la casa y además tienen un optimismo bajo, pero también un pesimismo bajo, se ubican en la categoría “no me puedo quejar”.

Estas personas, cuya edad promedio es de 37 años, son quienes tienen nivel educativo más alto y trabajos que les permiten acceder a esta modalidad.

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Silvia Brenes, socia directora de Pura Estrategia, recuerda que un error común es levantarse todos los días a atender una serie de reuniones y tareas sin tomarse el tiempo para bañarse o preocuparse por la presentación personal.

“También se está perdiendo el contacto visual con los compañeros, el cual, sumado al distanciamiento social, genera sensación de aislamiento. Aunque muchas veces las personas lo toman a broma y dicen ‘no prendo la cámara porque tendría que bañarme o peinarme’, lo cierto es que el contacto visual es muy importante para la empatía y la comunicación en general”, dijo la especialista.

6- Espacios no idóneos

No todos los empleados contaban con estaciones y espacios óptimos para hacer teletrabajo, algunos adaptaron habitaciones para este fin, mientras que otros deben compartir salas de estar o comedores, lo que plantea una serie de retos.

Adquirir mobiliario nuevo o de segunda como una silla o una lámpara, o bien, solicitar permiso al patrono para transportar estos artículos de la oficina a la casa pueden ser alternativas para mejorar las condiciones.

7- Falta de enfoque

La falta de enfoque ocurre cuando las personas están sobrecargadas de tareas y funciones, entonces en las actividades diarias pueden sentir que trabajan mucho, pero no avanzan los suficiente.

“Al estar constantemente conectados, muchas veces caemos en resolver lo urgente y no lo importante, por lo que al final del día podemos tener la sensación de haber hecho muchas cosas, pero no haber logrado nada. Es decir invertimos nuestro tiempo y nuestra energía en cosas que no agregan valor y no reservamos espacio para aquellas cosas realmente importantes. Esto puede generarnos frustración y desmotivación”, detalló Brenes.

La falta de enfoque no se da solamente en los cometidos laborales, también ocurre en las responsabilidades del hogar. Los hombres, muchas veces, suelen delegar una mayor carga a las mujeres sobre tareas como cuido de niños o adultos mayores, así como tareas domésticas.

Este tipo de situaciones, a criterio del consultor Miguel Flores, crean el caldo de cultivo propicio para desencuentros que claramente apuntan a inequidad de género y muchas veces constituyen formas de violencia.

Mantener el enfoque es importante y por eso los especialistas recomiendan hacer touch points constantemente con su jefe para revisar lo urgente y lo importante, elaborar listas de tareas que se deben cumplir en el día y organizar las actividades para encargarse de las obligaciones del hogar de manera equitativa y compartida.