¿Tiene su empresa el plan estratégico que necesita?

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¿Está su empresa lista para sobrevivir a los cambios del mercado y fortalecer su valor agregado al largo plazo? ¿O solo está preparada para ejecutar planes que le permitan sobrellevar los cambios en el día a día?

La respuesta está en el plan estratégico.

Un plan estratégico empresarial es un conjunto de acciones que la compañía debe establecer para lograr un objetivo. Pero es importante entender que no por tener un objetivo y los planes ya se tiene un plan estratégico, sino que, posiblemente, lo que se tiene es un plan operacional, es decir, un conjunto de acciones, que al ejecutarse, producirán ciertos progresos en una o varias áreas de la empresa.

Sin embargo, un plan operacional en sí queda corto de lograr un objetivo estratégico. Un ejemplo puede ser el caso de una empresa comercializadora que hace un plan para mejorar sus ventas, su atención al cliente, su logística etcétera y, en efecto, logra una efectividad operacional mucho mejor que la que tenía.

En contraste, si el plan se formula teniendo en mente lograr esa mayor eficiencia operacional para alcanzar un posicionamiento de mercado tal que a sus competidores les cueste mucho, o mejor aún, que les sea imposible alcanzar, entonces todas esas acciones operacionales van más en función de lograr el objetivo estratégico que no simplemente el operacional.

Desde el punto de vista empresarial, Michael E. Porter, en el texto “HBR On Strategt”, First eBook edition, de febrero 2011, define estrategia así: “Es crear un posicionamiento único y de valor para la empresa, haciendo actividades que la competencia no hace y haciendo actividades similares a las que hace la competencia en forma diferente a como la competencia las hace”.

Ese concepto de Porter es exactamente lo explicado anteriormente. Es decir, un plan estratégico procura dar a la empresa ese carácter único, especial que distingue a compañías como 3M, Procter & Gamble, Sony y otras.

En Costa Rica, los casos de Durman Esquivel, Sur Química e Irex para citar varios, nos enseñan que esto un asunto que también toca a empresas pequeñas o familiares. Remontarnos a las historias de cada una de esas compañías así lo demuestra.

Esta capacidad de una empresa de ir formulando una visión estratégica vía el ejercicio de establecer un plan estratégico a tres o cinco años, es lo que en definitiva hace la diferencia de las empresas citadas con respecto a sus competidores, y es lo que asegura en mayor grado de supervivencia de las empresas.

Y es que, como establece W. Edwards Deming, el padre de ISO y actor fundamental en la recuperación de Japón luego de la Segunda Guerra Mundial, la supervivencia de las empresas es el objetivo fundamental. Curioso que la actual crisis en el mismo Japón, la crisis de empleo en Europa y la fragilidad de la economía estadouniense hace que nos preguntemos de nuevo lo que Deming planteó hace muchos años.

Entonces, ¿para qué tener un plan estratégico?

En resumen, es el proceso por el cual una empresa descubre y define el posicionamiento estratégico que necesita para ser una firma de crecimiento sostenible y rentable. Y es tan necesario en una gran compañía como en la pequeña empresa familiar que apenas si empieza operaciones; no es un lujo de las multinacionales, es una forma de que ese empresario creativo asegure que la idea que origina un negocio tenga una mejor oportunidad de sobrevivir los cambios generacionales y los cambios de la economía mundial.