Un repaso a los últimos 10 años en el arte

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Pasaron 10 años desde que empecé a escribir esta columna. Hoy escribí esta a manera de despedida/resumen.

En 10 años, el mundo del arte local cambió mucho. Murió la directora de Teor-Etica, un espacio alternativo de vanguardia, y el proyecto empezó a deambular por otros lares. Si es pertinente o no lo que propone, solo el tiempo lo dirá.

Otras instituciones, como el MADC, se han fortalecido con el arribo de su directora, que repite en el cargo. Cerró la emblemática galería Jacob Karpio, y, por su parte, la galería Klaus Steinmetz se levanta como la voz más internacional dentro del microscópico cosmos de galerías locales.

Un espacio alternativo dirigido por una iniciativa muy competente -Artflow- toma la estafeta como gestor cultural escaparate para el arte local e internacional.

Bienarte mantiene su navío viento en popa, renueva sus directrices y se consolida como el evento bienal más importante del istmo.

El Estado siguió cerrando espacios en estos 10 años, y desaparecieron absolutamente todas las galerías estatales. Esto redujo sensiblemente las opciones de exhibición para artistas jóvenes. Iniciativas privadas, inéditas en el país, por estar financiadas, dirigidas y patrocinadas por un solo artista –en este caso Federico Herrero–, tienen en DesPacio, una opción de oro dado la continuidad y esfuerzos de su fundador.

En resumen, el arte visual más joven y vanguardista ha perdido espacios, pero han surgido otros de iniciativa privada que, empeñosamente, sostienen viva la llama de pioneros como Virginia Perez-Ratton (QDPD) y Jacobo Karpio. Han vuelto a surgir sectores muy conservadores en vista de la ausencia de las figuras mencionadas, pero es un hecho que las visiones y el talento de la gente joven, todavía encuentran dónde florecer.

Continúa la debilidad –casi inexistencia– de un mercado del arte local, que pueda dotar de un fundamento legítimo el valor y los precios de la mayoría de las creaciones visuales.

El futuro nos alcanzó... aunque la inmensa mayoría de costarricenses sigue viviendo en los años 80, en lo que a arte se refiere.