América Central: Mejores perspectivas pero con grandes desafíos

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Por quinto año consecutivo, América Latina y el Caribe enfrentan una desaceleración económica, ya que el crecimiento de la región podría ubicarse por debajo del 1% en 2015.

Tal como se analiza en nuestro reciente informe sobre las Perspectivas Económicas de las Américas, esta debilidad económica se concentra en los países exportadores de materias primas de América del Sur, los cuales están atravesando por un difícil proceso de ajuste ante los bajos precios mundiales de las materias primas. Es probable que Argentina, Brasil y Venezuela sufran una contracción económica este año.

En cambio, las perspectivas son más favorables para América Central, México y el Caribe, donde se anticipa un crecimiento estable o que, incluso, se fortalezca. Esto se debe en parte a que el abaratamiento de las materias primas, que daña a los países exportadores de América del Sur, es beneficioso para las economías importadoras de materias primas más en el norte. El menor precio del petróleo, en particular, reduce su costo de importación y eleva el poder adquisitivo nacional, estos efectos positivos compensarían en general la potencial reducción de financiamiento subsidiado proveniente de Venezuela a través del programa Petrocaribe.

Además, los vínculos con la economía estadounidense a través del comercio, turismo y remesas son en general más fuertes en los países del norte. Por lo tanto, anticipamos que América Central, México y el Caribe se beneficien de la sólida recuperación económica proyectada para Estados Unidos, a pesar de un débil primer trimestre.

Nubarrones

No obstante, se vislumbran nubarrones en el horizonte para la región. En América Central, por ejemplo, varios países continúan lidiando con desafíos estructurales, tales como un elevado nivel de deuda pública, problemas de competitividad y deficiencias en el clima de negocios. Estos factores tienden a frenar la inversión privada y reducir la productividad, limitando así el crecimiento potencial en América Central.

De hecho, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe continúan mostrando serios rezagos ante los países asiáticos más dinámicos, en lo referente a la construcción de economías con una mayor diversificación y un uso más intensivo del conocimiento y tecnología.

Por lo tanto, América Central debe aprovechar la oportunidad que ofrecen las condiciones externas actuales para abordar los desafíos estructurales pendientes. En el caso de Costa Rica, es primordial lograr el consenso social para facilitar la adopción del ambicioso plan de consolidación fiscal propuesto por las autoridades, con el fin de estabilizar la deuda pública en el mediano plazo, reducir riesgos a la estabilidad macroeconómica y mitigar el impacto adverso en el crecimiento y el empleo. Los ahorros provenientes de los menores precios del petróleo y materias primas abren espacio a las difíciles medidas contempladas para fortalecer los ingresos fiscales, que son relativamente bajos, y controlar el crecimiento del gasto corriente, lo que también permitiría elevar la inversión pública que es muy necesaria.

Además de abordar estas tareas estructurales, las autoridades económicas también deben manejar los riesgos a corto plazo. Los mercados financieros mundiales continúan propensos a nuevos episodios de volatilidad, debido entre otros factores a la incertidumbre proveniente del eventual aumento de las tasas de interés de Estados Unidos. Además, los mercados petroleros y de otras materias primas podrían enfrentar nuevas fluctuaciones, dejando a varios países expuestos a cambios abruptos de sus términos de intercambio.

Aunque no existe cobertura total ante estos riesgos, la experiencia muestra que establecer sólidos fundamentos macroeconómicos tiende a limitar los efectos de derrame adversos. Costa Rica debe entonces lograr este año un importante avance en restaurar su salud fiscal, con el fin de fortalecer su balance externo, mantener la inflación baja y comenzar a recuperar la sostenibilidad fiscal. Apropiada flexibilidad cambiaria y en las tasas de interés también ayudarían a neutralizar posibles presiones inflacionarias inesperadas ó potenciales cambios indeseables en los flujos de capital de corto plazo.

En resumen, las perspectivas se han vuelto relativamente más favorables para América Central. Por lo tanto, no hay mejor momento que el presente para abordar decididamente los difíciles desafíos que enfrenta esta región.