Amnesia colectiva

La campaña se debió centrar en el manejo adecuado del aparato económico y la eficiencia estatal, y cómo enfrentar esta crisis inminente

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​A 24 horas de las elecciones y ni los más experimentados analistas políticos tienen idea clara de lo que va a ocurrir mañana.

Cualquiera de 5 candidatos podría pasar a segunda ronda y eventualmente convertirse en Presidente.

Tan exagerada incertidumbre es inédita en nuestra historia política. Todo esto dentro del contexto de un país que está mirando al abismo de manera directa.

Nos enfrentamos a la crisis más grave en décadas: déficit fiscal superior al 6%, índices de endeudamiento cada vez menos sostenibles, y muy poco margen de maniobra para el próximo gobierno pues los niveles de gasto estructural tienen ya poca flexibilidad, y habría una Asamblea totalmente fraccionada donde no será fácil aprobar nuevos impuestos.

Esto limita el margen para cumplir otras promesas de campaña en temas como inversión, educación, seguridad…

Gris panorama

El panorama es gris y empeorará antes de mejorar.

Pero pareciera que gran parte del electorado no ha querido aceptar esta situación y sigue metiendo su cabeza en la arena. Como si nada fuera a suceder, y tal es el desencanto político que está dispuesto a asumir riesgos desmedidos.

La campaña se debió centrar en el manejo adecuado del aparato económico y la eficiencia estatal, y cómo enfrentar esta crisis inminente.

Pero no es muy tarde para cuestionarnos las prioridades y capacidades del candidato que le daremos apoyo: más 1 millón de indecisos mañana tomarán una decisión la cual tendrá implicaciones profundas y con impacto más allá de los próximos 4 años.