Barack Obama enfrenta un desafío político y económico que incide en Centroamérica

El panorama de Obama. Edición 916

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Barack Obama debe solucionar el dilema de cómo combatir uno de los déficits más altos en la historia de Estados Unidos y el reto de lograr un acuerdo político bipartidista en medio de una gran polémica.

Por un lado, las posiciones del Nobel de economía Paul Krugman, apoyando las políticas de Bernanke que defienden el estímulo para reducir el desempleo y promover crecimiento económico: “el déficit no es un peligro claro y presente, los recortes de gastos en una economía deprimida son una idea espantosa y una austeridad prematura no tiene sentido siquiera en términos presupuestarios”.

Por otro lado, se encuentra la posición de los que recetan recortes del gasto para reducir el déficit y restaurar la confianza. Argumentando que el estímulo del Gobierno solo traerá incremento en el peso de la deuda debilitando el crecimiento. Así, una vez que el Gobierno haya cortado su gasto, en teoría, el déficit se reducirá y la confianza retornará.

Esta última posición se ha visto debilitada después de la controversia la semana pasada, en que se descubrió que los resultados de la investigación de los economistas Reinhart y Rogoff, contenía un error de cálculo aritmético que invalida la conclusión.

Se fortalecen la postura de Paul Krugman y las políticas de Ben Bernanke, sobre todo si revisamos los resultados de las medidas implementadas en otros países con situaciones similares. Ahora se debe lograr un acuerdo político que lleve a Estados Unidos hacia el rumbo de la recuperación.

La visita de Obama contribuirá a promover el crecimiento económico y desarrollo de Centroamérica, pues este crecimiento viene de la mano de la recuperación que logre Estados Unidos en el corto y mediano plazo.