Cambios en el sector bancario

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MarvinCalderón

En los últimos días, el presidente Luis Guillermo Solís habló de iniciativas que reactiven el mercado interno y que brinden crédito accesible a los productores nacionales. Esto hace pensar, por un lado, que es necesario revisar la programación monetaria del Banco Central de Costa Rica y, por otro, no solo que necesitamos la aprobación del proyecto de banca para el desarrollo, sino que también hay que dar lineamientos a los bancos del Estado para gerenciarlos de una manera nueva al hacer las cosas; en este campo también se requiere de cambio.

En el caso de la política monetaria, cuando el Banco Central hizo público su programa macro, la Tasa Básica Pasiva estaba en el 6,5% y la meta de inflación se fijó en un 4% (más /menos un punto). Es decir, la tasa de interés de referencia cubre la inflación, más un incentivo adicional de entre un 1,5% y un 3,5% adicional, lo cual es suficientemente bueno.

Ahora, en el escenario previsto de tasas del 8% al finalizar el 2014, el incentivo estará entre um 3% y un 5% de exceso sobre la inflación y esto jamás estará en armonía con reactivar el mercado interno, sobre todo ahora que sabemos que el efecto de la devalución frena las nuevas colocaciones.

Por eso, es importante flexibilizar el programa monetario para que si la tasa básica de mercado aumenta, que la meta de inflación también lo haga en la misma magnitud, y así garantizar suficiente liquidez en el mercado, que permita al consumidor mantener la demanda interna y que le permita al productor invertir. En Costa Rica, podemos vivir bien con una inflación del 5,5% (más / menos un punto).

En el caso de la banca para el desarrollo, el país necesita la alternativa de financiar proyectos ganadores de emprendedurismo, en lado del patrimonio y no en lado del pasivo. Esto le permitiría a las pymes librarse de pagar una mensualidad al banco en los primeros dos o tres años, lo cual obliga muchísimo a las empresas, porque además inician muy presionadas por las cargas sociales y los elevadísimos costos de servicios públicos, que no favorecen la sobrevivencia deseada del espíritu emprendedor. La mortalidad de las pymes en Costa Rica supera el 80%.

Lo anterior consiste en que el Sistema de Banca de Desarrollo (SBD) le compre al emprendedor el 51% de las acciones y tome control de la pyme, y durante los primeros 2 o 3 años la desarrolle con una administración basada en calidad, en procedimientos de control documentados y prácticas sanas, seguras y profesionales. Luego de ese tiempo, la empresa se obliga a comprar de nuevo las acciones al SBD o, en su lugar, se ponen en venta públicamente a un precio mayor del que fueron compradas; pero la empresa estará fortalecida y en franca producción.

Ahora, la Sugef obliga a los bancos a trabajar de manera muy reservada en cuanto a los riesgos asociados a su actividad, a los parámetros de rentabilidad y a la suficiencia patrimonial y, por eso, son muy comerciales y muy limitados. Pero, aún así, los bancos pueden proyectarse mucho más en el campo social y el financiamiento del desarrollo.

Cambio gerencial

Se necesita un cambio en el estilo gerencial, hay que gastar mucho menos de lo que se gasta ahora. No gastar tanto en crecimiento y usar más inteligentemente el dinero. En el pasado, en la gerencia del Banco de Costa Rica (BCR), tuvimos la filosofía de no ser el más grande, sino ser el más desarrollado.

Vemos al Banco Nacional y BCR mostrando un gran crecimiento, innecesario y peligroso, y el Banco Crédito Agrícola de Cartago, que estuvo a punto de cerrar hace unos años, está abriendo nuevamente las sucursales que se vio obligado a eliminar para salvarlo.

El crecimiento por sí mismo no es malo, pero requiere de mucho financiamiento y eso lo puede volver muy peligroso, sobre todo en un mercado tan pequeño como el nuestro, con una gran cantidad de entidades financieras que compiten en el mercado del crédito. Una cosa es crecimiento y otra es desarrollo de un banco.

La gran cantidad de dinero utilizada para financiar crecimiento innecesario es la razón por la que nuestros bancos captan dinero en el mercado internacional, como si el ahorro nacional no fuera suficiente para financiar nuestra producción.

Ya han llegado nuevos nombramientos en los bancos del Estado, a nivel directivo. Esperemos que estos traigan un cambio en la forma de hacer las cosas.