Colombia, un par estratégico para Costa Rica

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En 1865 llegó a Colombia el expresidente José María Castro Madriz. De acuerdo con el relato del investigador Jorge Sáenz, tenía como mandato solucionar los desacuerdos limítrofes con ese país, originados cuando ambas naciones compartían frontera.

A diferencia de lo que fueron aquellos tensos años, en la actualidad, Colombia se perfila como un socio clave.

Los lazos que unen a Costa Rica y Colombia van mucho más allá de los vínculos diplomáticos o la cercanía geográfica. Costa Rica ha dado abrigo a miles de colombianos que, por la violencia, razones políticas o económicas dejaron Colombia, aportando a la economía y crisol cultural de nuestro país. Además, no solo es uno de los diez principales destinos de los migrantes colombianos, sino que también representan la segunda comunidad más grande de extranjeros en Costa Rica, según Migración.

La conjunción de intereses se refleja igualmente en el aumento de la cooperación. Así lo constatan más de un centenar de proyectos de cooperación sur-sur en líneas como medio ambiente y seguridad. En este último rubro, la cooperación técnica que brinda Colombia es de importancia regional para ambos Estados. Por un lado, toda Centroamérica se beneficia de la experticia colombiana para el fortalecimiento de los esquemas nacionales contra el crimen organizado. Por el otro, la ayuda le ha dado mayor presencia e influencia a la nación suramericana en el Istmo y el Caribe.

Aunado a ello, las tensiones limítrofes en los mares caribeños han demandado una colaboración más estrecha. Uno y otro mantienen serias desavenencias territoriales con Nicaragua, cuestión que los ha llevado a denunciar conjuntamente las acciones hostiles emprendidas por la política exterior nicaragüense, y a ser obligados aliados.

En lo económico, el intercambio comercial creció considerablemente en la última década. Pese a que la balanza se inclina del lado colombiano, en lo que respecta al flujo de inversión extranjera directa acumulada (periodo 2000-2013), datos oficiales señalan que alcanzó los $620,7 millones y con ello ser el primer origen de inversión suramericana. Actualmente, ambos países se encuentran a la espera de la finalización de los trámites para la entrada en vigor del tratado comercial.

Dicho acuerdo es requisito para ingresar a la Alianza del Pacífico, cuyo proceso de adhesión el Gobierno decidió continuar. De concretarse, pasaría a ser el primer miembro centroamericano, se robustecerían las relaciones comerciales y se abriría una nueva gama de oportunidades de cooperación con este bloque.

Visiones compartidas de integración regional, adversarios comunes en las disputas limítrofes en el Caribe, y pujantes intercambios comerciales y de cooperación sur-sur en temas críticos como la seguridad, hacen un llamado a los gobiernos de ambos países a profundizar las relaciones.