Columna Enfoques: Finanzas para todos

Se está hablando de llevar la educación financiera a las escuelas y es un excelente primer paso

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Después de unos 25 años de docencia, especialmente en Economía y Finanzas, uno ya puede preguntarse qué pudo haber hecho diferente, y tener una respuesta coherente.

En mi caso, he meditado por varios años por lo menos dos cosas que no hicimos del todo bien. Una, concentrar la enseñanza en finanzas para las empresas, con un mínimo énfasis, o casi cero, en las finanzas personales. La segunda, no insistir en enseñar finanzas a los estudiantes de medicina, a los de educación pre-escolar o a los de ingeniería electrónica, por decir algunas carreras.

En cuanto al primer error, y creo que aún a la fecha, seguimos pensando que las finanzas de alto nivel se relacionan con temas como asignación óptima de capital, valoración de corporaciones diversificadas o Markowitz. Hoy me resulta muy claro que debimos haber consumido muchas más sesiones proponiendo, discutiendo y aterrizando ideas más concretas sobre cómo hago para crear un ahorro familiar, cómo gestiono las deudas personales, cómo planifico mis finanzas para el retiro o cómo defino qué tipos de deudas funcionan y cuáles no, según mis objetivos.

Respecto al segundo error, pienso que debimos ser más perspicaces, y dedicar más tiempo en explicar a un ingeniero cómo se gestionan las finanzas de un pequeño emprendimiento, en especial cuando no abunda el fondeo. O lograr que un dentista comprenda las nociones más básicas de cuáles son las fuentes de utilidades en la cafetería que recién ha abierto con su esposa.

Mi experiencia laboral reciente, en la Oficina del Consumidor Financiero, me convence todos los días que es muy poco probable que alguien desordenado con sus finanzas personales sea un buen gestor de su emprendimiento. O puesto en positivo, alguien ordenado en sus manejos personales, tiene más probabilidades de éxito con su emprendimiento.

Cuando hoy se está hablando de llevar la educación financiera a las escuelas, es un excelente primer paso. Debemos apoyar ese entusiasmo, pero debemos hacerlo bien, comenzando por enseñar finanzas personales a los maestros.