Confianza en el ‘made in China’

Editorial | Los fabricantes de automóviles chinos han sabido aprovechar la apertura del mercado costarricense para colocar sus productos, y los consumidores nacionales han sabido aprovechar el acceso a un producto de creciente calidad y a mejores precios que los de la competencia.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

En el reportaje central de esta semana dimos cuenta del comportamiento reciente del mercado costarricense de vehículos en general pero con énfasis en los eléctricos (EVs, por sus siglas en inglés). Para sorpresa de pocos, las conclusiones que la revisión arroja indican que los fabricantes de EVs chinos han incursionado de manera sostenida en ese segmento y que su participación de mercado es cada vez más relevante, particularmente cuando se trata de vehículos de precio más económico.

En un mercado que en el 2023 se duplicó, los carros eléctricos chinos prácticamente coparon la oferta de modelos con un precio inferior a los $30.000 (los 11 modelos citados en una revisión que realizamos la semana anterior son todos originarios de ese país). Esa misma tendencia se evidencia en el mercado de vehículos en general, aunque de una manera mucho menos marcada que el caso de los EVs.

Para explicar dicho fenómeno se argumenta, con razón, que el país ha creado condiciones propicias para la importación de dichos bienes, no solo por el marco general que brinda el Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y China, vigente desde el año 2011, sino también por la adopción de estándares y cargadores compatibles con aquellos. Además, el consumidor costarricense le ha ido adquiriendo paulatinamente confianza a los fabricantes de vehículos chinos, al igual que en el pasado ocurrió con los vehículos japoneses y luego con los coreanos; confianza que indudablemente se ve acicateada por los competitivos precios que se ofrecen. En contraste, un consumidor con mayores medios económicos, dispuesto a invertir más en este tipo de vehículos, todavía recurre a las marcas de fabricantes más tradicionales.

Primordialmente, sin embargo, ese comportamiento es consistente con lo que ha venido sucediendo en otros mercados a nivel global y es reflejo del indiscutible posicionamiento de China como productor automotriz. El decidido apoyo gubernamental a la producción de vehículos eléctricos, una masiva inversión en ese sector, el acceso a tecnología foránea de vehículos y baterías gracias a los joint-ventures con firmas extranjeras establecidas en China y el inmenso mercado local del que disfrutan sus fabricantes, ha permitido ese rápido posicionamiento. Hoy, China cuenta con el mercado de EVs más desarrollado del mundo (42% de las ventas de autos son eléctricos o híbridos) y es dominado por productores locales (80%).

Por su parte, The Economist reporta que, en el 2023, China exportó cinco millones de vehículos, más de lo que exportó Japón —hasta recientemente el exportador más grande del mundo—, mientras que BYD, el mayor productor de vehículos chino, vendió en el último trimestre del año pasado 526.000 EVs; más de los que vendió Tesla (484.000), quien era hasta hace poco el líder de ese segmento. BYD exporta ya a más de 70 países y pronto inaugurará una fábrica de eléctricos en Hungría para abastecer desde allí el mercado europeo. Se especula igualmente que pronto se instalará en México, desde donde atendería el gran mercado norteamericano. Asimismo, se estima que la calidad y precio de los EVs chinos hará que, ante una demanda creciente por la descarbonización, China duplique en el 2030 su participación en el mercado global hasta llegar a representar un tercio de este.

El vertiginoso crecimiento de China en el sector automotriz y principalmente en el segmento de 100% eléctricos ha encendido las alarmas proteccionistas de políticos y productores de otros países con los cuales compiten. La Unión Europea ya dio inicio a procedimientos internos por alegadas prácticas de comercio desleal, y en los EE. UU., en medio de una dura campaña electoral, los candidatos no escatiman esfuerzos por responder al clamor de ciertos sectores políticamente relevantes aduciendo incluso razones de seguridad nacional, tenga esto —o no— fundamento o sentido económico. Dichosamente, en Costa Rica no existen, en este caso, ese tipo de presiones ni de preocupaciones, lo cual nos permite fácilmente sacar provecho de los incentivos proveídos por el gobierno chino —mientras duren—; disfrutar de la economía de escala y los adelantos tecnológicos de esa industria; y avanzar más rápidamente hacia la descarbonización a precios más accesibles.

Comenzando un 2024 donde la tendencia debería consolidarse, los fabricantes de automóviles chinos han sabido aprovechar la apertura del mercado costarricense para colocar de manera exitosa sus productos localmente. De igual forma, los consumidores nacionales han sabido aprovechar esa apertura al tener acceso a un producto de calidad y a mejores precios que los de la competencia.