Continúa la desaceleración

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Tras casi una década de rápido crecimiento, en los últimos tres años la actividad en América Latina y el Caribe ha perdido ímpetu. Recientemente, la desaceleración se ha acentuado, y en el primer semestre de este año el crecimiento prácticamente se ha estancado en varias economías.

En nuestro reciente informe de Actualización de las perspectivas regionales , revisamos a la baja las proyecciones de crecimiento a solo 1,3% en 2014, repuntando levemente en 2015 (2,2%). ¿A qué se debe esto? ¿Y qué se necesita hacer para reactivar el crecimiento en la región?

Los frenos sobre la actividad económica en la región son en parte de origen externo y en parte de origen interno.

Por el lado externo, algunos importantes socios comerciales están creciendo menos que antes. La desaceleración de la demanda de China, en particular, sumada a un aumento de la oferta mundial, ha terminado con el auge de precios de las materias primas. Para las economías sudamericanas exportadoras de materias primas, esto eliminó un importante impulso positivo. Asimismo, la recuperación de la economía estadounidense ha demorado más de lo previsto, retrasando el estímulo esperado para México y otras economías que mantienen vínculos estrechos con Estados Unidos.

Más allá de los vientos externos en contra, hay factores internos que también han frenado el crecimiento. Varias economías de América Latina alcanzaron sus límites de capacidad productiva en los últimos años: el fuerte crecimiento durante tiempos de auge redujo el desempleo a mínimos históricos y dejó en evidencia importantes cuellos de botella en materia de infraestructura y capital humano. Sin mejoras en la productividad y una mayor acumulación de capital, será difícil volver a lograr un crecimiento vigoroso. En algunas economías, la política económica ha contribuido recientemente a generar incertidumbre, deteriorando la confianza del sector privado.

El camino por recorrer: Cuesta arriba, con riesgos de condiciones resbalosas.

Además, existen riesgos considerables que están nublando el horizonte. Si China se desacelerara más de lo actualmente proyectado, la demanda de exportaciones de materias primas de América Latina se debilitaría aún más.

La volatilidad de los mercados financieros también podría dispararse y podrían surgir presiones para la salida de capitales, por ejemplo, si las tasas de interés en Estados Unidos aumentaran más bruscamente de lo previsto. Las autoridades deberán estar atentas a las condiciones del camino futuro y estar preparadas para maniobrar.

Los motores

¿Qué más deberían hacer los países? Las condiciones externas son lo que son. Lo que las autoridades sí pueden hacer es preparar sus economías para crecer más, y sostenidamente.

Mejorar los resultados de los sistemas educativos es una prioridad importante en muchos países de la región. También será necesario incrementar la inversión en infraestructura, dentro de los límites presupuestarios. Mejorar el clima de negocios es una condición importante para fomentar la inversión privada, crear empleo y estimular el crecimiento. Mientras tanto, las autoridades deben mantener la estabilidad macroeconómica lograda en la última década, para lo cual es necesario mantener finanzas públicas sólidas, preservar marcos de políticas creíbles y contener los riesgos en el sistema financiero.

Con estas condiciones, la región podrá recorrer un camino hacia mayores tasas de crecimiento aún si el camino por delante es complicado.

Costa Rica no ha sido inmune a la desaceleración regional y su crecimiento esperado ha sido revisado a la baja a 3,6% al año durante 2014-15, aunque este ritmo está por encima del promedio regional.

Para mejorar su desempeño, Costa Rica necesita eliminar importantes cuellos de botella en la infraestructura eléctrica, la red de carreteras y puertos. Las autoridades también necesitan reducir los trámites a la operación de negocios, desarrollar aun más el sector financiero, y elevar la calidad de la educación con el fin de fortalecer la competitividad y acelerar el crecimiento potencial.

De igual importancia, es esencial recuperar la sostenibilidad fiscal para mitigar las vulnerabilidades macroeconómicas y mejorar las condiciones para la inversión privada y de crecimiento.

Lorenzo Figliuoli es el economista en jefe para Costa Rica del Fondo Monetario Internacional.