Contrapunto: De golondrinas y otros demonios

Opinión sobre el editorial anterior. Controlar con cautela. Edición 911

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En enero de 2013, el Gobierno le declaró la guerra al capital golondrina. Como parte de su estrategia, envió un proyecto al Congreso, con carácter de urgencia, para desincentivar el ingreso de capitales externos. Este fue aprobado en comisión y se encuentra pendiente su discusión en Plenario.

En marzo de 2013, el presidente del Banco Central demostró que el grueso del capital que ingresa al país no corresponde a inversiones de corto plazo –capital golondrina–, sino a inversiones de plazos promedio superiores a cinco años y que pueden llegar hasta los diez años (95% a plazos superiores a los dos años). También, aclaró que el proyecto de ley no solo busca espantar a las golondrinas, sino a todo tipo de especies que buscan anidar en el país por plazos mayores.

Los problemas relacionados con el ingreso de capitales no se solucionan aprobando un proyecto de ‘ley espantapájaros’, que ahuyentaría inversión de todo tipo, incluyendo aquella que se destina a inversión en actividades productivas y generación de empleo.

Los verdaderos demonios que, hasta la fecha evade el Gobierno, son el enorme y creciente déficit fiscal y el fracaso del experimento de bandas cambiarias. Con respecto al déficit fiscal, ante la imposibilidad de aprobar un paquete tributario, la opción es recortar, significativamente, el gasto público. Para esto, deben enviarse los proyectos que permitan hacerlo: ley General de la Administración Pública, Ley de Empleo Público, Reforma al Servicio Civil y Reforma a Pensiones. Con respecto a las bandas, estas deben eliminarse y se debe proceder a dolarizar la economía, utilizando un tipo de cambio de conversión de 500 colones por dólar.