Un acuerdo nacional en materia fiscal es quizás el principio de una nueva forma de hacer las cosas en el Estado. La situación fiscal es uno de los principales males que afectan la economía costarricense, al lado del desempleo, el deterioro de la infraestructura y el aumento en la desigualdad.
Por el lado de los gastos, es urgente un acuerdo nacional para evitar una bola de nieve y procurar un control de los disparadores automáticos de estos. Mayor efectividad en los resultados del quehacer de las entidades públicas debe estar en el centro de la modernización de la gestión pública, junto con el gobierno electrónico y el ataque frontal de la corrupción y del despilfarro.
En materia de impuestos, se requiere de una vez por todas modernizar nuestro impuesto de ventas y convertirlo en un IVA. No deberíamos aumentar la tasa sino ampliar la base imponible y poner en el tapete el gasto tributario, que en muchos casos es regresivo. De igual forma me parece atinado el pasar a una renta global o universal garantizando el esquema de pago igualitario por tipos de renta, independientemente del origen de estas, sean financieras, del trabajo, alquileres o rentas provenientes de ganancias de capital. Se requiere mejorar la administración tributaria y crear una Agencia Nacional Tributaria que garantice un control efectivo de la evasión y mayor efectividad para cobrar los impuestos.
Es novedoso e importante el tema de utilizar los incentivos del sistema tributario, premios y castigos, para fortalecer las propuestas en el ámbito ambiental de sostenibilidad y en particular, en la búsqueda de una economía donde el consumo y la producción sean menos intensivas en el uso del carbono.