Costa Rica: Un país asiático

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Para la gran mayoría de los costarricenses, Asia es un continente lejano. Se requieren, como mínimo, unas 30 horas para llegar a esa parte del mundo, mientras que desde la perspectiva del idioma, la cultura o la comida, las diferencias son grandes. Nos conocemos poco. Y si tomamos en consideración que Asia engloba a países tan diversos como Japón, China, India, Corea, Singapur o Indonesia, las cosas se nos complican aún más. ¡ Y ni qué decir si pensamos en Malasia o Mongolia!

Por supuesto que para muchos asiáticos, Costa Rica tampoco es conocida. Forma parte de América Latina, una masa homogénea: todos estamos al sur de los Estados Unidos, hablamos español y somos ricos en recursos naturales.

En el mundo de hoy, sin embargo, debemos prestar gran atención a los países de esta región del mundo y hacer esfuerzos por conocerlos, identificar áreas de interés, y diseñar y ejecutar una estrategia sostenida de colaboración. Las posibilidades son prácticamente ilimitadas dado todo lo que tienen que ofrecer; nos corresponde a nosotros definir cómo proceder. En muchos de ellos, encontraremos socios receptivos pues están interesados en nuestra región y, aun cuando Costa Rica no ofrece un gran mercado, es un país atractivo, con una trayectoria interesante en algunas áreas y que se puede convertir en una plataforma para desarrollar una nueva dimensión en la relación entre América Latina y Asia que vaya más allá del intercambio de bienes primarios por manufacturas que ha caracterizado en buena parte esta relación.

Con base en los pequeños pasos que hemos empezado a dar se identifican ya grandes oportunidades. China, por ejemplo, es un gran mercado para los productos agroalimentirios costarricenses. Exportamos concentrado de jugo de naranja, café y banano, y acabamos de anunciar el ingreso de los productos lácteos a ese país. Pronto podrán venir la carne de res y de cerdo, o la piña. Si ponemos más esfuerzo, podríamos posicionarnos como un suplidor sofisticado de productos procesados de alta calidad a ese mercado.

Atracción de inversión

Desde la óptica de la inversión, el potencial es enorme. Una parte ya ha empezado a materializarse. En el último par de años hemos atraído cinco empresas indias líderes en el campo de los servicios de tecnología de la información y servicios empresariales. Es un gran logro, pero debemos atraer más. Son empresas de clase mundial que andan buscando una base en las Américas. Costa Rica es un país idóneo: ofrece recursos humanos, estabilidad y buen clima de negocios, y cercanía con Estados Unidos. Estas empresas nos aportan conocimiento y tecnología, a más de abrir oportunidades para los costarricenses.

Tenemos también la oportunidad de aprender de la experiencia de países como China y Singapur en el campo de los parques industrias y las zonas económicas especiales. Ellos han utilizado estos instrumentos para transformar sus países y regiones y generar crecimiento y prosperidad, y continúan haciéndolo. En Costa Rica, muchas zonas tienen este gran potencial, pero debemos enfocarnos: nuevas políticas favorables, una visión abierta y la capacidad de gestión son fundamentales. En estos países podemos encontrar la guía y el apoyo para lograrlo.

Japón y Corea son socios idóneos para mejorar nuestra competitividad y fortalecer nuestra participación en las cadenas internacionales de suministro. A diferencia de otros países latinoamericanos, Costa Rica se ha integrado exitosamente en cadenas globales de valor de alta tecnología. Pero nos hace falta mucho: debemos diversificar, sofisticar y profundizar esa participación. Para ello, debemos aprender a evaluar nuestro clima de negocios de una manera más sistémica y rigurosa. Japón y Corea están ahí para apoyarnos: de la mano de instituciones tan sólidas como IDE-Jetro o el Korean Development Institute, Costa Rica puede aprender mucho.

En Singapur y Malasia podemos encontrar “almas gemelas”, en términos de países que han basado buena parte de su crecimiento y desarrollo en la atracción de inversión extranjera de empresas multinacionales de alta tecnología. Sus programas de fortalecimiento del recurso humano y de encadenamientos locales son un ejemplo maravilloso para Costa Rica.

Hay muchas formas de conectarnos con estos países para aprender de ellos e impulsar nuestro crecimiento y desarrollo, a un ritmo un poco más rápido del que normalmente se aplica en esta parte del mundo. Por eso, en el Ministerio de Comercio Exterior nos abocamos a tomar la iniciativa, hacer propuestas y darle seguimiento. Debemos materializar esta visión y entablar lazos sólidos de vinculación con estos países. Esta es una excelente forma de impulsar muy rápidamente nuestro crecimiento y desarrollo. Costa Rica puede llegar a ser un país asiático en América Latina.