¿Debería buscarse una mayor devaluación?

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Parece que la devaluación del colón que proponen ciertos grupos es una devaluación real: que suba más el tipo de cambio que los costos en el sector de transables (donde se producen y consumen exportables e importables).

Mi opinión es que sí se debe buscar la mayor devaluación, en el tanto su costo se cubra con impuestos no inflacionarios.

Esa posición se justifica porque hay una distorsión externa. Países como EE. UU. han seguido políticas monetarias expansivas en los últimos años, que han llevado a fuertes entradas de capitales en países como el nuestro. Eso ha apreciado el tipo de cambio.

En unos años, ese proceso se va a revertir y las menores entradas de capitales depreciarán el tipo de cambio real de equilibrio a un nivel normal más alto.

Sin embargo, empresas y empleos en el sector de transables, que hoy no son rentables por el bajo tipo de cambio real, y que lo serían con un tipo de cambio real más alto, pueden quebrar y desaparecer antes de que esto ocurra.

Cuando se vuelva a la normalidad cambiaria, muy probablemente, esas empresas serían recreadas, porque volverían a ser rentables.

También puede ser que hoy se invierta más en el sector de no transables y esas inversiones dejen de ser rentables y se pierdan cuando el tipo de cambio real vuelva a un nivel más alto y normal.

Esos cierres o quiebras y recreaciones son costos sociales de la distorsión externa, que se pueden reducir si se logra una depreciación real desde ahora.

Para lograr la devaluación real, el Estado tiene que forzar un aumento en el precio real de los transables por encima del de equilibrio. Para ello, tendría que hacer lo siguiente cada año:

1) Comprar el mayor excedente de producción sobre la demanda en el sector de transables, que se daría porque aumentaría la producción al subir las utilidades (o bajar las pérdidas) y los demandantes nacionales comprarían menos de esos productos al aumentar su precio. 2) Tomar medidas para bajar el crecimiento del gasto de la economía y eliminar el exceso demanda de no transables resultante de que bajarían las utilidades (sus costos aumentan con la depreciación real) y la producción y la demanda subiría por el menor precio (que es el inverso del precio real de los transables). 3) para lograr los anteriores, el Estado tendría que, por ejemplo, colocar bonos para comprar el excedente de dólares (acumularía reservas) y bajar el crecimiento del gasto total en la economía (que bajaría el crecimiento de la demanda de no transables).

Si no se hace la opción 3 o algo similar, el exceso de demanda de no transables haría que suba su precio, o sea, que se aprecie el tipo de cambio real y se mueva hacia el nivel inicial de equilibrio y no se logre el objetivo.

¿Y el costo?

La devaluación real produciría redistribuciones de ingreso entre sectores de la siguiente forma: A) el Estado incurriría en un costo para hacer lo que se describe en la opción tres, que normalmente se hace emitiendo bonos con un costo en tasa de interés más alto que lo que se gana con las reservas que se compran. El Gobierno puede cubrir esos costos con más impuestos, menos gasto público, o más emisión monetaria, es decir, más inflación; B) se benefician los empresarios y la mano de obra especializada del sector transables; y, C) se perjudican los empresarios y los trabajadores en el sector no transables.

El efecto neto para cada grupo dependerá del tamaño de los efectos positivos y negativos.

Es probable que el efecto B sea mayor al C, por las externalidades positivas del sector de transables (sector más moderno, con más innovación y mayor productividad que transmite al resto de la economía, etc.).

En cuanto a A, mi sesgo personal es que el costo por el diferencial de intereses se debe cubrir con impuestos no inflacionarios (la inflación es muy dañina a la producción y muy regresiva).

Una propuesta no inflacionaria sería: usar en un esquema donde Hacienda le entregue bonos al Banco Central que cubran el costo del diferencial de intereses.

En la ley que autorice esos bonos, se establecería un impuesto futuro sobre todos los exportadores, a aplicarse cuando el tipo de cambio real de equilibrio se haya normalizado en un nivel alto (economía mundial vuelva a la normalidad). Sería un tributo transitorio que le repondría a Hacienda el costo del diferencial de intereses que le pagaría con bonos al Central por la intervención.

Eso sería más justo que cargarlo a la inflación, que solo se “justifica” porque es más fácil tratar de obligar al Banco Central a ejecutar una política de Estado sin pasar por la Asamblea Legislativa para cubrir su costo, a diferencia de otros países donde el costo lo cubre el Gobierno.