Editorial: 40 fuentes de inspiración

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El Financiero ha convertido en una tradición anual, y en una de nuestras ediciones más esperadas, la que se dedica cada año a los “40 menores de 40”, jóvenes excepcionales que hacen diferencia importante en los sectores y temas en que hayan decidido trabajar.

Los 40 menores de 40 son jóvenes emprendedores; entiéndase que inician proyectos de carácter social, ambiental, productivo, tecnológico, científico o institucional, en organizaciones existentes o completamente nuevas para impulsar un cambio positivo para la colectividad en función de su visión y comprensión del contexto en que viven y operan.

Los impulsos emprendedores nacen de la interpretación que hacen estos jóvenes líderes –y seguramente muchos otros– de necesidades insatisfechas en términos de bienestar social, en los mercados de bienes o servicios, en el avance de la sostenibilidad ambiental, en el avance de la ciencia y la tecnología o en la creación de instituciones que vengan a fortalecer el contrato social o la institucionalidad del país.

A partir de esta interpretación del contexto, estos jóvenes líderes plantean una visión del cambio que aspiran lograr y luego articulan y despliegan estrategias, estructuras organizativas y todo tipo de esfuerzos para tratar de proveer una solución sostenible. Es gracias a estos jóvenes, y a otros emprendedores como ellos, que el espíritu creativo de los costarricenses se convierte en una fuerza generadora de soluciones innovadoras a problemas y oportunidades de nuestro contexto.

En la diversidad de sus obras y enfoques, proyectos que van desde lo científico y tecnológico hasta la más básica articulación social, el terreno que comparten es la creatividad y un sentido claro de responsabilidad hacia su organización, su comunidad, su país y el planeta. Es esta actitud ejemplar, en conjunto con su iniciativa y creatividad, lo que los hace especiales.

Cada año, con la idea de reconocer sus obras e impacto, pero a la vez con la intención de motivar a muchos otros jóvenes a atreverse a ser disruptores constructivos en su contexto, se dedica un suplemento amplio a la visión, trabajo y logros de estos jóvenes excepcionales.

Las obras innovadoras de estos jóvenes –una vez probadas– idealmente deben llevarse a escala, ya sea mediante el crecimiento directo de los proyectos o mediante su uso y aplicación por terceros. Pueden también ampliarse en su potencial, generalmente inspirando a otros a seguirlas, imitarlas en su experiencia o replicarlas, con el debido respeto por los derechos del emprendedor, pero con la intención clara de llevar el éxito inicial a una escala superior de impacto.

Sin emprendedores que muevan los sectores, las organizaciones y las inversiones –con y sin fines de lucro– para lograr cambios deseables en cada comunidad y nación, el proceso mismo de desarrollo tendería al estancamiento.

Así como estos jóvenes identifican sus oportunidades de intervención en las necesidades y oportunidades del contexto, y aportan a las soluciones su creatividad, conocimientos, redes personales y energía; la publicación del suplemento quiere cada año romper la rutina de las noticias y de la cobertura de los diversos temas de interés general, para enfocarse en la necesidad de seguir rompiendo los paradigmas y los límites autoimpuestos a nuestro desarrollo sostenible, por medio de la inspiración que nos proveen, cada año, los 40 menores de 40.