Editorial: Aspiraciones y prioridades

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H ace tres años nos dijeron por primera vez que éramos el país más feliz del mundo. El Happy Planet Index insiste en que Costa Rica lo es. Una combinación positiva de ingreso, longevidad y sostenibilidad ambiental, así parecen determinarlo.

A solicitud del semanario El Financiero , la compañía Unimer realizó en noviembre pasado una encuesta nacional vía telefónica para tratar de determinar qué valoran los costarricenses, qué aspiraciones tienen y qué necesitan satisfacer para sentirse satisfechos con su vida y la de su familia.

Las principales conclusiones están expuestas en el reportaje que publicamos en las páginas 4 y 5 de esta edición.

Este tipo de estudios de opinión pública (en este caso efectuado entre 400 jefes de hogar, lo que le da un nivel de confianza del 95%) son una mina de oro para los políticos, pues si se conocen las aspiraciones y prioridades de la ciudadanía, debería resultar sencillo estructurar planes y programas a la medida de lo que los votantes quieren, sueñan o necesitan.

Lo mismo aplica para el sector financiero y para aquellas empresas que planifican sus inversiones del siguiente periodo estratégico.

Pues bien, la clase media costarricense –la gran mayoría de nuestra población, de la que solo se excluyen los muy ricos y los muy pobres– aspira, en primer lugar, a tener una familia unida, incluyendo buenas relaciones de pareja, un empleo seguro y bien remunerado y casa propia.

Estas son buenas prioridades para un pueblo, pero al menos la segunda y la tercera –el empleo y la casa– dependen de la capacidad del conjunto de la sociedad para crear condiciones propicias de inversión y crédito.

Es aquí donde se cruzan las aspiraciones de los individuos y las familias con la capacidad de articulación del Gobierno, las empresas productivas y las organizaciones sociales.

A las prioridades mencionadas les siguen el estudio de los hijos y la salud, con porcentajes menores. La mayoría de la gente hoy entiende que estudio y trabajo bien remunerado son partes de un mismo proceso.

La salud, siguiente peldaño en el orden de prioridades, es una excelente aspiración que, por cierto, es muy diferente el acceso a los servicios médicos.

Salud es la ausencia de enfermedades, contar con el vigor para vivir plenamente. La determinan temas como el acceso al agua potable, el manejo integral de los desechos, la contaminación del ambiente, la vacunación preventiva, el ejercicio y la recreación. Salud no son los hospitales, clínicas y Ebais; estos son los elementos necesarios cuando la salud se ha perdido.

Cuando se le pregunta a los costarricenses por bienes materiales, solo dos alcanzan un valor estadístico relevante: la casa propia, ya mencionada, y el vehículo propio. Valdría la pena indagar si a los costarricenses les gusta ser dueños del vehículo o más bien la libertad y autonomía que este representa y que puede lograrse con excelencia en transporte público.

Casa propia, educación, empleo bien remunerado, transporte eficiente y sistemas de promoción de la salud. Estas son buenas prioridades y, en conjunto, como país y sociedad no vamos tan mal, pero tampoco tan bien como sin duda podríamos.