Editorial: El delicado balance entre el ajuste monetario y el crecimiento económico

El BCCR está en capacidad de lograr la meta de inflación hacia el 2024, pero debe deprimir el crecimiento económico en sectores que dependen del consumo interno.

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El 31 de octubre el presidente ejecutivo del Banco Central de Costa Rica (BCCR) presentó el Informe de Política Monetaria (IPM), en el cual se destaca la persistencia de una alta tasa de inflación y la revisión al alza del crecimiento de la economía para 2022, la cual se estima pasará de 3,4% proyectado en abril y julio, a 4,3%.

La proyección de crecimiento para 2023 cae de un estimado de 3,9% en abril y 3,2% en julio a 2,7% en la revisión de octubre.

Al igual que ha ocurrido en las principales economías del mundo, la inflación de Costa Rica es alta y está fuera de las metas establecidas. Estas altas tasas de inflación resultan de la combinación de presiones en los costos por problemas de oferta, como el encarecimiento de las materias primas por la guerra en Ucrania y el colapso en la logística del transporte internacional de contenedores, pero sobretodo por el aumento en la demanda generado por el fuerte crecimiento de la oferta monetaria.

En el caso costarricense, el dinero en circulación y los depósitos a la vista (M1) crecieron más del 15% desde inicios de 2020 hasta finales de 2021, alcanzando un máximo cercano al 40% a inicios de 2021. La liquidez total (M2) también creció por encima del 10% durante gran parte de este periodo. Otros países de la región y totalmente dolarizados como Panamá y Ecuador solo enfrentaron una inflación anualizada a setiembre de 1,9% y 4,1%, respectivamente, pues no tuvieron la presión sobre precios causada por un exceso de emisión de dinero.

Ante el embate de la inflación, el remedio de los bancos centrales ha sido la contracción de la oferta de dinero y el incremento en tasas de interés para provocar el efecto contrario, una disminución en la demanda agregada y un menor crecimiento en los precios. El BCCR aumentó la Tasa de Política Monetaria de 0,75% a 9% entre diciembre de 2021 y octubre de 2022. Además, dentro de su arsenal el BCCR ha favorecido una apreciación cambiaria, cuyo efecto combinado con el aumento en tasas de interés es hacer más atractivas para los ahorrantes las inversiones en colones y como contra efecto el endeudamiento en dólares. De esta manera, es necesario considerar los principales riesgos vinculados a estas políticas.

En primer lugar, está el efecto sobre los deudores, especialmente aquellos con préstamos a tasas variables. El acelerado incremento en las tasas de interés pondrá un estrés sobre ellos y existirá un incremento en la mora bancaria, lo cual tendrá efectos sobre los niveles prudenciales de aprovisionamiento y en la capacidad de los bancos de formalizar nuevos créditos. Ello representa un freno al crecimiento económico. Aunque este riesgo debió haber sido considerado por los deudores y prestamistas, lo cierto es que en el país se percibía como bajo pues las tasas de interés se habían mantenido con tendencias hacia la baja durante más de una década.

En segundo lugar, está el efecto sobre los inversionistas institucionales (fondos de pensiones y de inversión), cuyo stock de instrumentos de ahorro está registrando pérdidas por valoración, los cuales, aunque son contables, se materializan en el momento de liquidar las inversiones. Esto es especialmente crítico en los fondos de pensiones cuyos clientes retiran los ahorros y en fondos de inversión apalancados que han visto incrementado el costo del financiamiento. De nuevo, a pesar de que estos riesgos debieron haber sido tomados en cuenta por los gestores, un incremento inesperado en tasas de interés como el que viene ocurriendo puede provocar problemas de liquidez con efectos sistémicos sobre el sector bursátil y financiero.

En tercer lugar, está la apreciación cambiaria causada por la mayor entrada neta de divisas al mejorar el premio por invertir en colones y por el crecimiento del endeudamiento público en dólares.

Como damnificados de este proceso se encuentran los generadores de dólares, como los exportadores, las empresas de regímenes especiales (zonas francas) y la industria del turismo, las cuales han perdido competitividad ante países que más bien han visto su moneda depreciada frente al dólar. Ello tiene un efecto recesivo sobre estas actividades pues el precio del dólar no es consecuencia de un aumento de la productividad de sus actividades sino de la política monetaria. Esta situación empeoraría con la colocación de eurobonos por parte del gobierno y si el BCCR fortalece su posición de reservas pues lo obligaría a recoger la liquidez generada por la compra de dólares, lo cual incrementaría aun más la tasa de interés. Además, debe recordarse que no hace mucho tiempo, el BCCR favorecía una colonización de los préstamos para no generadores, y aquellos que incurrieron en el costo de hacerlo, hoy ven que cambiaron sus deudas a un tipo de cambio muy alto y que el diferencial de tasas de interés entre ambas monedas los ha desfavorecido sustancialmente, lo que les ha encarecido la cuota de sus préstamos.

En cuarto lugar y no menos importante, está el efecto sobre el empleo ante la menor actividad económica, por el menor consumo e inversión a raíz del mayor costo de endeudamiento. Si bien el presidente del BCCR ha dicho que el objetivo número uno del BCCR es el control de la inflación, pues es el impuesto más regresivo que existe, la realidad es que Costa Rica experimenta una tasa de desempleo muy alta y una tasa de participación baja de la población en edad de trabajar.

En síntesis, es claro que el BCCR está en capacidad de lograr la meta de inflación de entre 2% y 4% hacia el 2024 mediante el uso de política monetaria. Sin embargo, para ello debe deprimir el crecimiento económico especialmente en aquellos sectores que dependen del consumo interno. El incremento en tasas de interés tan acelerado posee riesgos que se deben ponderar por sus efectos sobre los deudores, incluyendo al gobierno y su esfuerzo de consolidación fiscal, sobre el sistema financiero y sobre el crecimiento económico y el empleo.