Editorial: Las deudas del Presidente

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Concluido el primer tiempo del gobierno encabezado por Luis Guillermo Solís, la ciudadanía se interroga sobre sus logros y sobre las correcciones de rumbo que debería realizar el señor Presidente.

Durante la campaña electoral, el candidato del PAC fijó el norte de su acción en una difusa promesa de cambio; hoy, moderado por la realidad, habla de un gobierno de transición, pero omite señalar el punto de llegada de este proceso, queda debiendo precisar cuál es el contenido del cambio.

Al llegar a la Casa Presidencial, Solís negó de manera radical la existencia de un problema fiscal, afirmó que el déficit era manejable y propició un aumento del 19% en el presupuesto. Pasados dos años, el inquilino de Zapote habla de tomar medidas violentas si no se enjuga el déficit. El jefe de Gobierno está obligado a explicar este drástico cambio de ruta.

En los días siguientes a las elecciones, el mandatario electo habló de un pronto ingreso a la Alianza del Pacífico, dos años después el proceso está paralizado. ¿El estancamiento se debe a razones de corte geoideológicas o se ha rendido frente a grupos de presión internos? El país espera explicaciones.

Las tentaciones proteccionistas de funcionarios del servicio fitosanitario del Estado no han recibido corrección del ministro de Agricultura y han puesto en riesgo nuestras relaciones comerciales con los Estados Unidos. Recientemente una delegación de ese país vino a tratar de aclarar la situación. ¿No habría sido mejor que el señor Presidente ejerciera la disciplina sobre un ministro que cede a la seducción aislacionista de sus subordinados?

Luego de resultados abrumadores en la segunda vuelta electoral, el Presidente gozaba de un capital que le habría permitido ser magnánimo en la victoria y dialogar con la principal fuerza opositora; en su lugar escogió el acuerdo con el Frente Amplio (FA), ¿cuáles fueron sus compromisos con esa fuerza política? Esa alianza fue ampliada luego con el compromiso del partido de gobierno con el FA y con el conglomerado sindical Patria Justa. ¿Qué comparten estas fuerzas con el gobierno? El Presidente debería aclarar esto.

En su promoción de la reforma fiscal, el Gobierno ha adoptado posiciones maximalistas sobre el registro de accionistas y ha antagonizado el voto opositor con el nombramiento forzado del regulador general. Don Luis Guillermo debe explicar por qué adopta las vías del enfrentamiento y no del entendimiento.

El rumbo titubeante y contradictorio del Gobierno evidencia falta de capacidad en el terreno de la gestión política, particularmente en el sostenimiento, por más de diez meses, de un ministro de la Presidencia que admitió públicamente su desconocimiento de la Ley General de la Administración Pública.

El Gobierno inicia su segundo tiempo con llamadas al temor, anunciando congelamiento de salarios y medidas extremas. ¿Piensa el Mandatario que podrá endosarle la estrategia del miedo a la oposición? ¿No olvida que el mensaje se adhiere al mensajero y que en última instancia la ciudadanía lo hará responsable de las malas noticias?

Todavía hay tiempo para rectificar, para precisar el rumbo en torno a políticas concretas dejando atrás promesas difusas e introducir la disciplina en un equipo de gobierno que incurre en contradicciones frecuentes.

Es de reconocer que hay logros en la gestión gubernamental como fueron la firme actitud en el caso de APM Terminals o la buena gestión en materia de política exterior. Sin embargo, don Luis Guillermo está obligado a un mea culpa en su discurso del 2 de mayo y precisar trayectorias concretas, pues no hay tercer tiempo; el tiempo perdido ha sido significativo y el veredicto de la historia será implacable si las promesas no se cumplen y se reducen al simplista eslogan del cambio va.