Editorial: Mejor prevenir que lamentar

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Las autoridades económicas enfrentan en el 2015 importantes tareas para promover el crecimiento económico, la equidad y la estabilidad económica. En este editorial nos concentraremos en ese último aspecto, porque nos preocupa que la mezcla de un choque externo con el alto déficit fiscal pueda alterar la estabilidad económica del país.

Circunstancias externas podrían impulsar vientos favorables para la economía local. Esto puede ocurrir, si la economía internacional, especialmente la de Estados Unidos, recupera en el 2015 su ritmo de crecimiento y se mantienen bajos los precios del petróleo.

Sin embargo, también del exterior pueden venir turbulencias asociadas a los posibles cambios de la política monetaria de Estados Unidos. En particular, el aumento de las tasas de interés internacionales encarecerá y hará más escaso el financiamiento externo del cual hemos dependido en los últimos años.

Lamentablemente, el país no está preparado para enfrentar esta posible tormenta financiera externa. El alto nivel del déficit fiscal, la dependencia del financiamiento externo y la baja en la calificación en el riesgo-país aceleran los riesgos macroeconómicos. No estamos blindados internamente para enfrentar un choque externo.

¿Cuáles son las tareas pendientes para blindar a la economía ante los choques externos? Primero, es indispensable una reducción importante del déficit fiscal del Gobierno. El Poder Ejecutivo debería decretar una reducción del abultado Presupuesto Nacional. Esto conlleva definir prioridades de gasto y una política salarial austera.

El Ministerio de Hacienda puede colocar $1.000 millones de deuda en el exterior este año. Esto dará un “respiro” a las finanzas públicas mientras se toman medidas administrativas o se logra una reforma fiscal en el Congreso.

No nos queda claro si la Administración Solís utilizará este “respiro” para corregir el déficit fiscal del 2015 y del 2016. Por un lado, el presidente Solís y su gabinete durante la discusión del Presupuesto Nacional defendieron a capa y espada una política expansiva del gasto. Por otro, el Gobierno recientemente anunció medidas para contener el déficit del 2015, que incluyen algunas a las cuales se había opuesto en la discusión presupuestaria.

Segundo, el Banco Central debería concluir la reforma del sistema cambiario para que los ajustes que pueda necesitar el tipo de cambio se realicen con reglas claras. El alto nivel de reservas internacionales del BCCR es un aspecto positivo para conducir un ajuste cambiario ante choques externos.

Tercero, el Banco Central debería establecer mecanismos eficientes para que el sistema financiero pueda obtener liquidez de última instancia y pueda enfrentar los posibles choques externos.

Cuarto, en el terreno prudencial, los hogares, empresas y entidades financieras deben estar preparadas para posibles aumentos en el tipo de cambio y en las tasas de interés. Las autoridades de la supervisión deben redoblar esfuerzos para que las entidades financieras administren correctamente el riesgo cambiario y de tasas de interés.

En conclusión, el Ministerio de Hacienda, el Banco Central y los reguladores financieros tienen una tarea importantísima con propósito de blindar a la economía frente a la turbulencia financiera que puede venir del exterior. Mejor prevenir que lamentar.